El crucero británico "Saga Pearl II" hizo escala ayer en Avilés casi por sorpresa y reajustando su itinerario inicial, que iba desde Southampton hasta Funchal (Madeira), para evitar así cruzarse con la borrasca que azota la zona de Finisterre. Sus 441 viajeros, en su mayoría británicos, se tomaron con buen humor el incidente y definieron la ciudad como "un bonito salvavidas".

Pese a las bromas, más de uno pasó un mal trago antes de pisar tierra firme. "No llegamos a pasar miedo porque nos fiamos mucho de la tripulación, pero yo al menos sí que vomité", relató Joan Stevens, original del oeste de Sussex. No obstante, Avilés estuvo a la altura de sus expectativas. "Casi agradezco que nos tengamos que quedar aquí todo un día porque parece una ciudad muy acogedora; se ve que hay buen ambiente y muchas zonas antiguas para visitar", apuntó.

Tony Moon, residente en Hampshire, tampoco conocía la ciudad y agradeció también el cambio de planes del crucero. "Lo malo de estos viajes es que, por lo general, nos dejan en ciudades muy turísticas y grandes. Yo tenía ganas de poder visitar un sitio más local, más a la altura de cualquier ciudadano, para ver verdaderamente cómo es la gente de España", resumió. Reconoció también, no obstante, que su visión de la ciudad no estaba siendo demasiado objetiva. "Yo me bajé y vi que no había vientos huracanados y que todo parecía tranquilo y me quedé encantado. Nos decían en el barco que estábamos pasando olas de siete metros y, claro, yo tenía ganas de bajarme donde fuese, pero bajarme a tierra firme", aseguró.

En su misma línea, pero de forma más gráfica se manifestó John Craig, también de Hampshire, que bromeó asegurando que recomendaría visitar Avilés a sus conocidos definiéndola como "un bonito salvavidas". "Nos ofrecieron ir a otras dos ciudades esta tarde, pero voy a ser agradecido y quedarme aquí, sentarme en todas las terrazas y beber cerveza. Vosotros me disteis cobijo, así que yo os dejaré mi cartera", aseguró, sacudiendo el monedero.

A partir de las 9.00 horas de hoy, los turistas y la tripulación de 271 trabajadores del crucero zarparán de nuevo rumbo a Madeira. Es la primera vez que un crucero atraca en la ciudad durante 24 horas.