Ascensión (Susi) Amores tuvo una muerte brutal. Su marido, Julio Pardo, le propinó más de treinta golpes en la cabeza, la mayoría mientras estaba viva. Llegó a reventarle el cráneo, y le dejó la cara completamente desfigurada. Los cadáveres hablan, y el de la mujer del pastelero de La Duquesita reveló a los forenses que no tuvo posibilidad de defensa y que padeció un "gran sufrimiento" en la madrugada del 26 de enero de 2016, cuando su marido le arrebató la vida a golpes con una llave inglesa, en el dormitorio conyugal, a los 46 años.

Este es el estremecedor relato que ofrecieron ayer los forenses que realizaron la autopsia a Susi Amores al jurado encargado de juzgar el crimen del pastelero de Avilés, para el que las acusaciones piden 25 años de prisión. En la sesión de ayer se proyectaron fotografías de la autopsia, imágenes que por su dureza hicieron estremecer al jurado (una mujer se tapó la cara, otra tuvo que ausentarse de la sala con mareos) y a los familiares de Susi Amores que están siguiendo cada sesión del juicio. No pudieron contener las lágrimas: "Por Dios", "Madre mía", se oía entre el público.

"Ni se inmuta, está ahí como si nada", comentaba una de las familiares de la víctima entre lágrimas, dirigiendo la mirada hacia el autor del crimen. Y es que el pastelero miró las fotografías que se proyectaron de su esposa, completamente desfigurada por los golpes que le propinó con una llave inglesa hasta matarla. "La víctima tenía la cara desfigurada e irreconocible, muy inflamada, lo que indica que las heridas se hicieron cuando el cuerpo estaba con vida", expuso la especialista.

Susi Amores se encontraba en la cama, dormida, cuando su marido le dio el primer golpe. La hipótesis de los forenses es la siguiente: "El primer asalto le pilló de imprevisto y, por eso, los primeros golpes fueron en la cara. Se despertó. Intentó cubrirse la cabeza con los brazos (presentaba hematomas y heridas en antebrazos y manos) y se bajó o cayó de la cama. Estando de pie o de rodillas, siguió golpeándola, y también estando ya en el suelo. Se puso encima de ella, puede que para colocarle el almohadón en la cara, presionándolo el tórax (tenía tres costillas de lado derecho rotas). Tenía tantos golpes y hematomas en los brazos que es difícil saber si eran de agarrones o de intentar parar los golpes".

Los forenses sostienen que "durante toda esa sucesión de golpes" Susi Amores, a la que encontraron restos de lexatin en el estómago, "vivía" y no tuvo opción alguna de defensa. "Tuvo una reacción de inercia, solo pudo cubrirse para minimizar el golpe. Es una defensa pasiva", incidió el médico forense.

La defensa viene defendiendo que Julio Pardo cometió el crimen tras haber consumido mucho alcohol y pastillas. El análisis del vómito localizado en la camisa del pijama de Julio Pardo y en un trozo de sábana de la cama determinó que consumió cuatro medicamentos, dos ansiolíticos y dos antidepresivos, aunque es imposible determinar la cantidad y el momento en que se produjo la ingesta.