Hace algo más de una década, varios amigos jubilados decidieron que, a su próxima reunión de taberna, se llevarían un par de gaitas para cantar alguna tonada. A día de hoy la cita es ya ineludible. Durante años se reunieron en el restaurante La Eritaña, que cerró el pasado mes. Este año, su improvisado local social es otro negocio conocido de la calle de La Fruta: Casa Maruxa. Quedan todos los lunes, sin falta, a las 13.30 horas, "a la hora del vermú". Sin repertorio ni orden de aparición establecidos, la decena de compañeros se van subiendo al escenario cuando el resto de clientes demandan alguna canción. "Hacemos esto para pasar el rato, pero cada vez viene más gente a vernos cantar", explica el gaitero Antonio Esteban.

Todos los componentes del grupo tienen algún talento artístico. Esteban toca la gaita "por afición y sin demasiado brío" desde hace más de 30 años. De vez en cuando, se deja caer por el local José Manuel Pandiella, un monologuista langreano. Uno de los incondicionales es Marcelo Fernández, fanático del fallecido cantautor asturiano "El Presi". "Yo creo que aunque ahora lo hagamos un poco en broma y para pasar el rato este proyecto va a cuajar. Cada vez tenemos más público", explica.

Otro de los "míticos" es José María Fernández, de Trasona, miembro de la Agrupación Polifónica Centro Asturiano de Avilés. "Cantamos lo que pide la gente, normalmente, tonada y pasodoble. Y si no piden nada cantamos igual, que molestar no molestamos. Pero a este paso nos vamos a hacer famosos, estamos llenando el garito", asegura.

Según Esteban, la clave del grupo es, precisamente, no estar concebido como un grupo al uso: "Presta porque esto es completamente abierto, puede cantar quien quiera. No tenemos ni un nombre que nos defina como colectivo. Ahora nos falta buscar a gente joven que nos acompañe".