La Orden Franciscana Seglar de Avilés mostró ayer la renovada imagen de la estatua de San Antonio de Padua, que acaba de ser restaurada para recuperar su color tradicional. "Resulta que se había repintado posteriormente por no se sabe quién. Lo que sí se sabe es que esa persona no tenía ni idea de lo que estaba haciendo", reconoció Rudy Lobosco, uno de los encargados de recuperar la imagen del santo.

La figura fue adquirida en los años veinte por la Juventud Antoniana y cedida, posteriormente, tras su disolución, a sus propietarios actuales. "Es la única imagen que tenemos previa a la Guerra Civil. Al ser el patrono de la iglesia franciscana sabíamos que se trataba de una estatua muy querida por el público. Contratamos a dos restauradores para este trabajo y a los expertos de la Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias para recuperar unas andas de plata meneses que también estaban muy deterioradas", resumió Agustín Albuerne, presidente de la orden.

La versión antigua de la estatua, que próximamente regresará a la iglesia, era un tanto peculiar. "Se veían los brochazos, las partes doradas estaban cubiertas de purpurina y el niño Jesús tenía un color de manos y pies muy raro. No había rastro alguno de técnica artística. Tardamos tres meses en recuperar la cobertura original", aseguró Lobosco, miembro del taller de arte Auriga.