Enol Lombardía tiene tres años y desde el pasado sábado, 13 de enero, no duerme bien. El pequeño perdió sus dos mantas, con las que reposaba abrazado todas las noches, antes de caer rendido en su cama. Sus padres, Diana Masedo y Jonathan Lombardía, que saben del aprecio de su hijo por esas prendas, llevan removiendo cielo y tierra durante una semana para dar con ellas. Por supuesto, el valor económico es nulo. Sin embargo, el apego sentimental del pequeño Enol por dichos trapos es enorme. Los dos son un regalo de su hermano mayor, Yoel, de seis años, que también usaba una de ellas para dormir y se la cedió. La otra se la entregó en el hospital, el día que nació.

Las dos mantas son de color azul y de una conocida marca de ropa de recién nacidos. Ambas tienen un oso de peluche, serigrafiado -uno con un gorro de dormir en la cabeza-. Sus padres creen que se pudieron extraviar en dos zonas. La primera es la plazoleta de la calle Jovellanos, en Las Vegas, en el concejo de Corvera. "Salíamos de casa de mis padres, y me la pidió. La saqué del bolso y se le debió de caer, mientras caminábamos en dirección al coche", relata la madre. La segunda ubicación en la que creen que se pudo perder es cerca de la vivienda de la familia, próxima al campo de fútbol de La Luz. "Se le pudieron haber caído en el garaje", comenta Masedo, aunque añade que es "improbable que esté allí" ya que "hemos colocado un cartel en el portón de la cochera y ningún vecino nos ha dicho nada".

A la búsqueda física y a través de carteles, se ha unido ahora la digital. Consciente de la repercusión de las redes sociales, Diana Masedo escribió en su cuenta personal de Facebook un mensaje de ayuda para encontrar las mantas, que a los pocos días se viralizó y se había compartido ya 185 veces. En cualquier caso, si alguien llegara a encontrarlas, los padres piden que lleven las mantas a la tienda de animales "El Culebre", en Las Vegas. Mientras tanto, el pequeño Enol sigue añorando sus prendas todas las noches cuando se va a dormir. "Le hemos intentado dar otras, pero él quiere las suyas", cuenta su padre. "Por el día, parece que se le olvida un poco, pero al llegar la noche siempre las extraña y se pone a llorar", explica la madre.