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Los padres de la niña con Kabuki inician una batalla por la integración escolar

La familia critica la falta de atención en Luanco hacia la menor, con necesidades especiales, y luchan por cambiar el sistema

Natividad Fernández con su hija Nati Álvarez, ayer, junto a la estación de autobuses de Luanco. MARA VILLAMUZA

Nati Álvarez Fernández tiene síndrome de Kabuki, una enfermedad catalogada como rara que afecta al sistema gastrointestinal y la motricidad de la pequeña, entre otras dolencias. Acude al colegio de San Cristóbal de Avilés, para niños con necesidades especiales. Antes, también iba a La Canal durante dos días a la semana. Alternaba ambos centros, precisamente, para favorecer su integración. Sus padres decidieron que la pequeña abandonara el colegio luanquín porque consideran que no atiende "como debería" a los niños con necesidades especiales.

Ahora, los progenitores, Víctor Álvarez y Natividad Fernández, han iniciado una batalla con el fin de que no solo el colegio de La Canal sino todos los colegios asturianos "sean más inclusivos y los docentes se impliquen más en el desarrollo" de los niños. Álvarez y Fernández se han puesto en contacto con la Consejería de Educación y esperan una reunión con su titular, Genaro Alonso, para relatarle los problemas que ha tenido la pequeña, de 9 años, en el centro luanquín.

"Son necesarios más cuidadores para atender a niños con necesidades especiales y no solo en La Canal sino en todos los centros de Asturias, se lo diré al consejero", destaca el padre de Nati Álvarez.

Siempre según el testimonio de los progenitores, el trato hacia Nati comenzó a cambiar el pasado año. "Había una cuidadora para cuatro niños y se le daba prioridad a otro pequeño. Nadie ayudaba a Nati a subir las escaleras, en los recreos estaba sola buscando con quien jugar, cuando debería estar algún adulto con ella", detalla la madre. Y continúa: "Si había excursiones tenía que ir yo, si no la niña no podía ir porque nadie estaba con ella y yo tenía que estar con mi otro hijo, un bebé".

Fernández asegura que el equipo directivo del colegio no intentó poner remedio a la situación pese a las advertencias de la familia. "Tuvo una desatención al cien por ciento", apostilla Víctor Álvarez. Este periódico intentó hablar con responsables del centro, pero prefirieron guardar silencio.

La niña dejó de asistir a clase en La Canal los lunes y los martes a principios de curso. Los padres relataron el caso a la Consejería de Educación y agilizaron los trámites para que la pequeña acudiera solo al colegio de educación especial avilesino. "Nati decía todo el rato 'cole no' y estaba siempre llorando. Ahora, desde que va al San Cristóbal dio un cambio psicológico muy grande, está mucho mejor y muy bien atendida", señala la madre, satisfecha.

"Los niños con necesidades especiales requieren más implicación por parte del profesorado y los distintos estamentos del centro. Ahora, queremos que esas situaciones se corrijan y que otros pequeños con problemas similares no tengan que pasar por esto", afirma Víctor Álvarez, que cuenta además que esa será una de las principales cuestiones que le plantearan al consejero de Educación, Genaro Alonso, cuando se entrevisten con él, en una reunión para la que aún no hay fecha fijada.

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