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Imprimir todo lo que se pueda imaginar

El excéntrico diseñador Martí Guixé protagonizó hace 20 años la pirueta de "reinventar" el pan tumaca, un icono de la cocina catalana, y para celebrarlo planteó el año pasado a los pioneros de la impresión 3D en España el más difícil todavía: hacer una versión del "pa amb tomàquet" en versión impresa, y comestible. La empresa avilesina Tridivite fue la que se llevó el gato al agua con su impresora de comida, una máquina que no sólo da la forma deseada a cualquier pasta (en este caso de pan) sino que, además, la cocina. El pan con forma de tomate y sabor a pan tumaca de los avilesinos forma parte ya de la iconografía del "food design" y se podrá probar en breve cuando abra sus puertas en Barcelona "L'Ex Bar", un restaurante donde todo, desde la cubertería a la decoración -y por supuesto la comida- será impreso en 3D. Guixé aventura que en el futuro podremos comer, por poner un caso, patatas fritas con sabor a fresa.

La aventura culinaria de José Antonio Fernández y Mariel Díaz Castro es solo uno de los muchos caminos que exploran estos emprendedores que tienen los pies en Avilés, los ojos en el mundo global y "poco tiempo", según lamentan, para gestionar el aluvión de ideas que les bulle en la cabeza. Antes que la comida, fue la moda (fabricaron con impresión 3D una réplica de los Cubos de la Memoria de Llanes para uno de los modelos de la modista Virginia Abzueta), y antes aún el reto de "fabricar" una Gioconda y un Kandinsky en relieve para que personas invidentes pudieran "ver" los cuadros mediante el sentido del tacto y las oportunas explicaciones de expertos en pintura. Tal trabajo hizo merecedora a Tridivite del premio Accesibilidad de la Asociación de Parapléjicos y Grandes Minusválidos del Principado de Asturias.

La industria, por la vía del encargo de piezas difíciles de fabricar con métodos convencionales; las empresas de electrónica, que demandan componentes; los sectores del ocio y la formación; y en general cualquier persona que quiera, por ejemplo, "fotocopiar" un repuesto difícil de conseguir o un trozo de un objeto que se ha roto son el mercado potencial de los fabricantes del futuro, los que, como Tridivite, dominan la tecnología de la impresión 3D.

A más largo plazo, esta empresa avilesina se ha embarcado en un proyecto de investigación que parece sacado de una película de ciencia ficción: imprimir en 3D con biopolímeros (plásticos para usos médicos) moldes en los que implantar células capaces de generar tejidos vivos y, quizás algún día, órganos.

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