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Cien años de amor por la música clásica

La Filarmónica celebra su centenario con una réplica de su primer concierto y afronta el futuro con preocupación por la falta de relevo

Cien años de amor por la música clásica

Marino Soria mantiene a buen recaudo el recorte de prensa de un periódico local que anunciaba para el 27 de enero de 1918 el primer concierto de la por entonces recién creada Sociedad Filarmónica Avilesina. Aunque del artículo se mantienen solo un par de párrafos, el redactor anima a los avilesinos a acudir a esta pionera actuación poniendo en valía "el mágico violín de Arbós", por entonces director del colectivo, y asegura que para apreciar la música clásica -que en el texto es comparado con "el sabor de la cerveza"- es necesario acostumbrar el oído. Cien años después, Soria, su actual presidente, se ha encargado de organizar un concierto conmemorativo al original, con el mismo repertorio, porque sigue creyendo, como aquel antiguo periodista, que "en cuanto una persona que siempre ha renegado de lo clásico escucha una actuación de la Filarmónica en directo, se queda sin palabras". La cita tendrá lugar el próximo sábado, a las 20.15 horas, en la Casa de Cultura.

El grupo pasó por ciertos altibajos a lo largo de su historia. "Diferenciamos dos tramos distintos por que la sociedad cerró en 1930 por falta de socios. En 1957 se refunda y empieza lo que nosotros llamamos la segunda época. Desde entonces hemos podido mantenernos, aunque a día de hoy sabemos que con un puñado de bajas no podríamos seguir trabajando", resume Soria. Otro problema es que de los 313 socios actualmente activos, solo 12 son juveniles. "Es el gran reto de esta sociedad y de cualquiera que se le parezca: buscar un relevo generacional decente para garantizar el futuro del grupo", reconoce. Esta falta de apoyos por parte de niños y adolescentes tiene más que ver, según Soria, con el desconocimiento que con el disgusto. "Lo que pasa es que en este país no hay demasiada formación cultural. La rama entera de Humanidades está tocada. Pero cuando un chaval viene a un concierto por primera vez siempre dice lo mismo: 'Yo no me imaginaba que esto era así'. Se da por supuesto que la música clásica es aburrida y nada más lejos de la realidad", apunta. Su orgullo, no obstante, reside en que su socio más joven cuenta tan solo cinco años.

También es falso que para hacer un buen concierto de música clásica haya que buscar violinistas suizos y pianistas italianos: los encargados de repetir el repertorio de 1918 es la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. "Siempre digo que para encontrar talento no tenemos que salir de la región. Es otro falso mito. No nos damos cuenta de lo que tenemos en casa. Pese al problema formativo del que hablaba antes a nivel general, hemos exportado músicos asturianos excelentes al resto del planeta", opina el presidente.

En la Casa de Cultura sonará una sonata para violín y piano de Edvar Grieg, tres piezas de Enrique Fernández Arbós y un cuarteto de piano de Robert Schumann. "Lo defino como un repertorio, obviamente, clásico, pero profundamente comprometido. El simple hecho de respetar el contenido del concierto inaugural tiene un gran significado emocional para todos nosotros. Yo destaco las obras de Arbón; considero que fue un compositor y director excelente pero por algún motivo su legado no ha sido demasiado reconocido", explica Soria.

El otro gran protagonista de la velada es el piano Stenway, propiedad de la sociedad. En la primera época el grupo tenía otro precioso piano de cola que se perdió en las bambalinas del teatro Palacio Valdés. "Cuando quisimos recuperarlo, no pudimos acreditar que eso nos pertenecía. Total, que hubo que comprar otro. Cuestan una millonada. A día de hoy no nos lo podríamos permitir pero es un lujo poder tener una de esas joyas instrumentales en nuestro poder. Esperemos que éste sí que nos dure cien años", bromea el presidente.

Para calentar motores, el día anterior al gran concierto los socios celebrarán una cena de celebración en el hotel 40 Nudos. Allí homenajearán a su miembro en activo más veterana, María del Carmen Dolores Menéndez Conde, que posee el carnet de socia número 15. Los interesados en acudir a esta cita sin ser socio pueden pedir una invitación al colectivo, que venderá algunas entradas por 30 euros.

Los cien años de historia se preservan en un archivador de cuero de tapa azul. Allí Soria guarda el relevo de sus antecesores y conserva, organizados por orden cronológico, los programas de algunos de los primeros conciertos, el historial de algunos de los músicos participantes y las cartillas que servían de invitación para cada cita. Además, el grupo tiene también digitalizados varios archivos con recortes de las dedicatorias de su antiguo libro de firmas y fotografías de algunos artistas de la época. "Es nuestra pequeña joya; demuestra ya no solo la historia de esta gran sociedad, sino también la necesidad de esto nunca se muera ni caiga en el olvido. La Sociedad Filarmónica Avilesina es historia viva de nuestra ciudad", sentencia Marino Soria.

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