"¡Mis trapinos!", exclamó el pequeño Enol Lombardía cuando sus padres le entregaron ayer sus mantitas de dormir. Los ya "famosos" trapos, de gran valor sentimental para el niño de tres años porque se los regaló su hermano mayor, se habían perdido hace más de dos semanas y, ayer, una persona anónima los depositó en el sitio indicado por la familia en el caso de aparecer: la tienda de animales de Las Vegas, "El Culebre". "Se los encontró mi cuñado al ir abrir el negocio. Estaban en una bolsa y los habían lavado porque olían mucho a suavizante", explicó el padre del chico, Jonathan Lombardía.

El pequeño Enol se los encontró este mediodía al volver de la escuela. El rostro se le llenó de felicidad al volver a encontrarse con su prenda favorita para descansar por las noches. "Está como unas castañuelas, no para quieto, se ha puesto muy contento", añadió su progenitor. Desde que ser perdieran hace dos sábados, el niño no descasaba bien. "Se acordaba mucho de ellas, lloraba todas las noches", destacó Lombardía. "'¡Mis trapinos, mis trapinos!', gritaba. No había quien le parara", añadió. Desde que las mantas se extraviaran el 13 de enero, el pequeño Enol Lombardía lloró todas las noches. La de ayer fue la primera durante la que volvió a descansar feliz.