La acusada de vejar al abuelo, a la cuidadora: "No metas la gamba, que vamos pa dentro"

Todas las partes mantuvieron sus conclusiones. La fiscal, que pide para N. V. F. un año y nueve meses de cárcel por trato degradante, cree que el abuelo, S. V. P., "sospechaba que le querían matar, que le querían envenenar". "No quería ni comer, por eso, llegaron a sujetarle con una sábana (para darle pastillas)", expuso. La acusación pública destacó que la nieta incurrió en "numerosas contradicciones" y que muchas de sus declaraciones quedaron desacreditas en el juicio. Ve demostrado que el fallecido no tenía demencia senil alguna, como venía defendiendo la acusada, y que "lo único que" a ella "le interesaba era su economía".

"Tuvo la osadía llegar a vendarse la cabeza simulando que tenía un tumor cerebral y acudir al banco con su abuelo para que le diese 45.000 euros", incidió la fiscal. El Ministerio Público también ve demostrado que S. V. P. no quería vivir con la procesada, con la que llevaba residiendo tres meses en Agones (Pravia) cuando murió. "´Sácame de aquí, vete a la Guardia Civil´, le llegó a decir por teléfono a una sobrina esa misma semana. La mujer no llegó a tiempo, el día que lo iban a recoger para llevarlo a una residencia (a su Villaviciosa de origen) el pobre hombre falleció (...) Qué coincidencia que salvo los testigos de la defensa nadie lo vio el mes que murió" , concluyó el relato de la fiscal.

La acusación particular, que pide seis años, incidió en el intercambio de mensajes entre acusada y cuidadora: "Si te llama alguien preguntando por él no se lo pongas", le escribió días antes del deceso. La abogada Anatolia Ferrera sostiene que N. V. F. también cometió un delito de homicidio imprudente "porque no cumplió con el deber objetivo del cuidado" de su abuelo. En sus conclusiones destacó que en estómago del anciano se encontró un medicamento que no tenía pautado (fenobarbital, un barbitúrico) y habló de sobremedicación: "El 14 de abril le recetaron diez gotas de Haloperidol para tranquilizarlo por un supuesto episodio de agresividad y el 22 de abril la Guardia Civil encontró vacío el bote. Eso son 500 gotas en poco más de seis días (...) El tío abuelo de N. (vivía en la misma casa y falleció antes de declarar en el juzgado) declaró que aquel día S. se iba muy mareado a dormir la siesta", concluyó Anatolia Ferrera. La abogada de la acusación subrayó tras la vista que su representado (la expareja de N. V. F. en nombre de la hija menor que tienen en común) "lo único que hace" en este procedimiento "es proteger a su hija, en caso de que haya una supuesta sobremedicación" (él tiene la custodia, pero la madre ve a la niña) y también el patrimonio de la menor. "La herencia ya se la fundió" la acusada al mes de morir su abuelo, asegura la abogada (en el juicio hubo alusiones al importante patrimonio y dinero del nonagenario, que vivió en su casa de Villaviciosa hasta tres meses antes de morir).

El abogado defensor, José Carlos Botas, concluyó que hay "orfandad probatoria" para condenar a N. V. F. por trato degradante y solicitó su absolución. Su argumento: "Para que se dé este delito hay que menoscabar la integridad moral (del anciano, en este caso) de forma continuada en el tiempo. Implica humillar, provocar sufrimiento psíquico... N. V. F. no es un demonio, no se lo llevó a vivir con ella para desplumarlo. Él le dio los 45.000 euros de forma voluntaria, y en todo caso habría sido una estafa". Sobre el homicidio imprudente, incidió en que la Fiscalía no la acuse de este delito y en que la acusación particular representa a la expareja de la acusada. "Con la niña hay una excelentísima relación. Ya tuvo otras causas (con el ex) y todas quedaron sobreseídas".