La Fundación del Niemeyer y el resultado del examen -referido a 2016- ha sido aceptable en líneas generales pero censurable en lo tocante al procedimiento seguido para adjudicar el servicio de gestión hostelero, que permitió la reapertura al público de la cafetería tras discrepancias con el anterior gestor que llevaron a la rescisión del contrato y motivaron la interrupción abrupta del servicio para malestar de los usuarios.
La Sindicatura de Cuentas hace varios reproches a los gestores del Niemeyer por los pasos dados para adjudicar la gestión de la cafetería del centro cultural y advierte de que las anomalías detectadas podrían abocar a la nulidad de la adjudicación. Primer tirón de orejas: las actuaciones preparatorias de la concesión. A juicio de la Sindicatura, la calificación del contrato como "de servicios" no se ajusta correctamente a la explotación hostelera pretendida sino que debería haberse tratado, dadas sus especiales condiciones, en la categoría de "contrato administrativo especial".
Sobre la obligatoria observancia de los principios de publicidad y concurrencia, a la Sindicatura le consta la publicidad pero aprecia que en la misma se omitió un dato "esencial": el importe de la adjudicación. Y respecto a la concurrencia, afea a la fundación del Niemeyer haber pedido que ciertos documentos se entregasen "en mano" en sus oficinas, lo que para los síndicos "supone un obligado desplazamiento que necesariamente tiene un efecto desincentivador".
Tampoco sale bien parada la transparencia del proceso, pues el reparto de los 80 puntos que otorgaba como máximo la Fundación del Niemeyer para hacer el cribado de los candidatos se hizo "mediante criterios cuantificables mediante la aplicación de juicios de valor, utilizando fórmulas genéricas o imprecisas y conceptos indeterminados como 'excelente', ' buena', 'suficiente' o 'insuficiente'".
Fue pobre o inexistente, así mismo, la motivación del acta de la mesa que adjudicó el contrato y falló el protocolo de resolución de la adjudicación, pues al parecer la dictó directamente la mesa de contratación obviando que es un mero instrumento de asistencia del órgano de contratación al que realmente le compete dictar el acto administrativo de adjudicación del contrato.
La Sindicatura de Cuentas cifra el resultado del ejercicio en unas pérdidas de 853.882 euros, lo que supuso un empeoramiento frente a 2015 del 26,21 por ciento, cerrado con pérdidas de 676.551 euros. En el transcurso de 2016, además, el patrimonio neto de la fundación menguó en casi un millón de euros.
