A Tomás García, "Tomi", se le ocurrió un buen día que los vecinos del Tocóte y Magallanes deberían reunirse para mantener vivos sus lazos. "Muchos vivían fuera de Luanco y queríamos juntarnos, planteamos si reunirnos para verano o para el Socorro, y definitivamente salió el Socorro", destaca. Ambos barrios tienen marcado el ADN marinero. "Somos todos hijos de marineros, ahora hay pocos en activo, pero alguno queda", añade. Rafael Fernández Viña, "Caciola", se suma a la charla, en la terraza del bar El Muelle, en pleno puerto viejo luanquín. A su lado, José Ramón Rodríguez, "Carrera", residente desde 1981 en Ferrol. Eso sí, nunca se pierde una cena. "Me gusta ver a los amigos de toda la vida, al menos, una vez al año", afirma. Se suma José Luis Quirós.

"En El Socorro todo es bueno, estamos los de casa y da igual que llueva que no", apunta "Caciola". "Es la fiesta del pueblo", añade orgulloso, con un vaso de vino a medio acabar. Dentro del bar está el resto de comensales. Son 63 y no hay ni uno que no esboce una sonrisa. "Siempre cantamos 'Avante patrón', que es un himno para la pandilla y otras como 'Bella Lola'", relata "Caciola", mientras muestra un cancionero editado por el Ayuntamiento en 2010 que cuenta con un buen puñado de habaneras.

La hora de cenar se acerca y el grupo de vecinos de ambos barrios marineros decide cambiar de local, pero antes toca hacer la foto de rigor, en plena bajada al muelle viejo. Y ahí empieza la fiesta. Entonan una canción con sabor a salitre y algunas asistentes como Irene Fernández e Isabel González "Monotos" se arrancan a bailar. Parafraseando la canción, "no hay quien pueda cola xente marinera". Y así llevan desde el año 2000. Diecinueve cenas con el mismo buen humor.

Al margen de las canciones, siempre hay tiempo para los recuerdos de chavales, de las trastadas y los ligues de la época. Lo que sobra son las risas. "Antes íbamos a cinco bares antes de cenar, ahora vamos a tres", comenta Tomás García con ironía: "Los años no perdonan". El grueso de este nutrido colectivo ronda entre la cincuentena y los sesenta años. "Nos llegamos a juntar un año 92 personas", recuerdan.

En la cena reina la alegría, pero también hay momentos en los que no hay más remedio que acordarse de los amigos fallecidos. "En los últimos años perdimos a José Luis Suárez, "Melilla", a Leonardo Rodríguez "Leni" y a Joaquín Maestre "Juaco"", dicen. La unión vecinal es palpable. "La pesca se muere, pero las raíces no se olvidan, es el sentimiento que llevamos dentro los que crecimos en un entorno marinero", dice Tomás García.