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Caos en la Seguridad Social de Avilés: frío, cortes de luz y colas de ciudadanos indignados

El cambio de la calefacción en pleno invierno desquicia al personal de una oficina que pese a estar en obras mantiene la atención al público

Caos en la Seguridad Social de Avilés: frío, cortes de luz y colas de ciudadanos indignados

El frío y los cortes de luz son la molesta rutina diaria con la que trabajan los trece funcionarios adscritos al centro de atención al público que tiene abierto la Seguridad Social en la calle Eloy Fernández Caravera de Avilés. Llevan así dos meses y dicen estar al límite de su paciencia, tanto o más cabreados que las decenas de usuarios que acuden a diario a una oficina que este invierno debería haber estrenado un nuevo sistema de calefacción pero que, fruto de una pésima planificación, parece un taller-escuela de albañilería: hay palés de materiales de obra al lado de las mesas de atención al público, cables colgando por las esquinas y tirados por el suelo, enseres apilados en estancias fuera de servicio y una capa de polvo que lo cubre todo e irrita las vías respiratorias.

El problema de la calefacción es viejo; de hecho, la oficina -de una planta con altillos- nunca estuvo caldeada en condiciones por la falta de potencia de los radiadores y la escasez de éstos. Tras años de quejas, estaba previsto renovar el sistema el pasado verano, pero una adjudicación tardía y la elección de una empresa "demasiado barata", en palabras de los trabajadores, dio al traste con el plan inicial. La obra empezó en diciembre, ya con el frío haciendo estragos, y desde entonces todo ha ido a peor.

"La planificación de la obra es caótica, con constantes interrupciones y sin rematar ninguna de las fases. Así es que, en lo más crudo del invierno estamos tiesos de frío, con la red eléctrica bajo mínimos y con cables desparramados por todas partes sin ningún tipo de seguridad. Como la atención al público no se ha interrumpido, los usuarios también son víctimas; nosotros ya no sabemos qué explicarles ni cómo pedirles disculpas", explica una de las funcionarias afectadas, que como el resto de la plantilla ha traído un radiador doméstico para combatir el frío y, aún así, trabaja embutida en prendas de abrigo.

Ayer, LA NUEVA ESPAÑA fue testigo de un fallo eléctrico que inutilizó el sistema de citaciones y los ordenadores. A falta de un técnico competente que reparara la avería fue un funcionario de la oficina el que metió mano a la caja de fusibles para reponer la corriente. Una treintena de personas aguantaba estoicamente la cola a la espera de atención. Un cartel que invita a hacer sugerencias de mejora presidía la escena con la leyenda "Queremos mejorar y para ello necesitamos conocer su opinión". Un hombre rezongaba sarcástico: "Si de verdad les digo lo que pienso, me quitan la pensión".

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