El traumatólogo Álvaro Minuesa, del Hospital Universitario de Guadalajara, visitó ayer el San Agustín de Avilés para dirigir una intervención quirúrgica en la que se reparó el tendón supraespinoso del hombro de una paciente. La novedosa técnica empleada, conocida por muy pocos expertos en España, consiste en implantar un injerto de tejido humano que reconstruye la zona dañada y evita, en un principio, la necesidad de colocar una prótesis. Carlos Corona y Jesús García, traumatólogos en el hospital avilesino, asistieron a la operación junto a Ricardo Hueso, experto de Mieres, para aprender la técnica y emplearla en futuras operaciones.

La paciente operada tiene 58 años. "Presentaba una lesión irreconstruible del tendón supraespinoso y lo que hemos hecho es implantar un parche biológico de dermis humana acelular para repararlo", resumió Minuesa. El injerto utilizado procede del banco de tejidos y vino desde Berlín. Por el momento, la afectada se encuentra "perfectamente" y su operación concluyó sin ningún sobresalto, según el cirujano. Minuesa ya había estado en el hospital para practicar una operación similar hace seis meses; en aquella ocasión, el parche utilizado era de origen porcino. "Es una prueba más de lo rapidísimo que avanza la ciencia. Pero en realidad lo importante de estos parches, más allá de su procedencia, es que sean acelulares. Introducir en un paciente un injerto con células de otra persona es lo que provoca una respuesta inmunológica, lo que aumenta las posibilidades de rechazo", comentó el médico.

Hasta ahora, este tipo de lesiones, que hacían que la articulación no pudiese reconstruirse por sí misma, solían solucionarse con una prótesis, según Minuesa. "Pero con las prótesis el procedimiento es irreversible porque dañamos -en el buen sentido de la palabra- la articulación de forma perenne al ponerla. El parche es una técnica más biológica porque tiene capacidad reparativa y lo que el cuerpo hace es integrar ese injerto como suyo".

Esto, no obstante, hace que la recuperación sea más lenta. "Una prótesis es algo mecánico, es como una lavadora. En cuanto la pones la puedes fijar con cemento y el paciente ya puede mover su articulación rápidamente. Pero el injerto es una técnica que se integra en la articulación del paciente y que, además, no impide que en años posteriores se pueda volver a operar la zona. Eso también hace que se trate de una técnica más creativa y con más factores a tener en cuenta, por lo que la recuperación del paciente no es tan inmediata", apuntó.

García, por su parte, añadió que la otra gran ventaja de esta técnica es que es artroscópica -se realiza a través de incisiones por las que se observa con una cámara especial la zona dañada- y, por tanto, menos invasiva. "Lo que sí hay que dejar claro es que este mecanismo, en Avilés, puede beneficiar a lo largo del año a unos ocho o diez pacientes. No es una lesión demasiado común. Cuando se rompe el manguito rotador, este parche sería el sustituto. La técnica exige una rotura masiva y total del manguito, que no tiene solución y no se pueda coser", aclaró el traumatólogo.

Corona, junto a García y Hueso visitarán a su compañero en Guadalajara para ser testigos de una nueva operación y perfeccionarla: "La idea es que, a partir de entonces, en Avilés y Mieres podamos ser nosotros los que apliquemos esta técnica por nuestra cuenta", explicó.