La compañía "Ron Lalá" está montada en el dólar. Se subió a él con "Siglo de Oro, siglo de ahora" y sigue contra viento y marea. Lo demostró anoche en el teatro Palacio Valdés, donde interpretó "Crimen y telón", una fiesta espectacular y muy aplaudida a costa de homenajear a clásicos de la escena española más aplaudida, esa que parece que sólo se presenta en los libros de texto: Lope de Vega, Calderón de la Barca...

Los cinco componentes de la compañía desencajaron a los espectadores que ayer se rindieron, nuevamente, a su propuesta: el Siglo de Oro no es algo añejo, el público tampoco es tan lejanos ahora al de antes. Con esos presupuestos, y con la apoyatura de una experiencia larga sobre las tablas, conquistaron de nuevo Avilés.

La de ayer fue una función centrada en una investigación policial: la muerte del teatro. Los "ronlaleros" siguieron al pie de la letra los pasos ensayados en sus anteriores espectáculos -incluido "Cervantina"- y así hicieron reír y disfrutar a cuantos que se acercaron al Palacio Valdés, que después de un tiempo, volvió a ser el escenario teatral por excelencia de la ciudad.

La investigación sobre la muerte del teatro convirtió a los espectadores en sospechosos. La compañía juega con la ruptura de la cuarta pared: quiere al público metido de hoz y coz en el espectáculo que muestra. Y anoche no defraduó.

Está formada por Álvaro Tato y los actores Juan Cañas, Íñigo Echevarría, Miguel Magdalena y Daniel Rovalher, dirigidos por Yayo Cáceres. Los aplausos con que se les despidió fueron de los buenos. El teatro sigue el próximo 3 de marzo con la recuperación de otro clásico, esta vez del siglo XX: la comedia de Eugene Ionesco "La cantante calva".