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PEDRO DE RUEDA | Diputado regional, candidato a la presidencia del PP de Avilés

"El PP de Avilés era antes una formación pequeña, con la misma gente de siempre"

"Considero una ventaja haber aterrizado en el partido y en la ciudad sin ninguna mochila: no tengo rencillas"

Pedro de Rueda, junto a los jardines de la iglesia de Sabugo. MARA VILLAMUZA

El abogado y economista Pedro de Rueda (Gijón, 1969) aspira el próximo 3 de marzo a presidir el Partido Popular (PP) en Avilés, una organización que dirige con una gestora desde hace nueve meses, tras el cese de Carmen Rodríguez Maniega. Es diputado regional y portavoz en las comisiones de Turismo y Cultura en la Junta. Antes fue director general del hotel de Los Balagares y estuvo al frente del Club de empresas de Avilés y comarca. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA en la sede de su partido en Avilés. Se enfrentará al concejal Alfonso Araujo.

- ¿Por qué aceptó la presidencia de la gestora del PP de Avilés?

-Soy una persona que cuando entra en una organización acata, dentro de un orden, claro, las decisiones de mis superiores jerárquicos. Por eso, acepté hacerme cargo de la gestora. Para mí fue, por una parte, un reto y también, evidentemente, un orgullo. Seamos claros: siempre que hay una gestora es porque hay un problema previo y ese problema sabía perfectamente cuál era, qué había pasado.

- Hablemos de él.

-Era una situación muy complicada. La persona que regía los designios del partido (Joaquín Aréstegui) -no voy a entrar en si para bien o para mal- tenía un poder omnímodo. Bueno, pues se había ido. Por los motivos que ya sabemos (asuntos judiciales). Se había ido y había dejado una especie de sucesión dirigida: una gente que estaba ahí, pero que no era él y, por eso, no entraba gente de fuera, con unos concejales que no compartían ese legado. Esto provocó una gestora. En medio de ello, la anterior presidenta se enfrenta a Mercedes Fernández y pierde y tuvo la coherencia de irse, pero, antes, intentó dejar otro sucesor. Nosotros creemos que ese partido dividido no podía continuar. Lo que necesita el PP de Avilés es algo nuevo. Lo que no se puede hacer (por Alfonso Araujo) es trabajar veinte años con una persona, ejerciendo muchos y diversos cargos, no hacer ni una sola crítica y, de repente, decir que no tengo nada que ver con esa persona. Se tiene que admitir la relación, admitir que es parte de un proyecto que, sinceramente, creo que no le conviene a Avilés.

- ¿Y cómo se puso al tajo?

-Mi primer diágnostico sobre el PP de Avilés era que teníamos un partido pequeño. No se puede ganar un congreso local por unos pocos votos. Había una masa crítica tremendamente pequeña. Reflejaba muy poca afiliación implicada en las cosas del partido. Y yo lo hice grande.

- Cuénteme el secreto.

-Acercándome a los colectivos, a base de trabajo y de equipo.

- ¿Dónde estaban los trescientos y pico nuevos afiliados?

-Estaban en Avilés, sin duda. Yo personalmente afilié a unas cuantas personas, pero sabía que no todo podía depender de mí: yo no puedo afiliar solo a trescientas personas. Eso es muy difícil. Lo que hice fue hablar con gente con la que sabía que tenía vínculos: bien por su cargo, bien por su idiosincrasia, bien por ser conocidos... Por supuesto, con una ideología cercana al PP, con una amistad con ellos... Hay mucha gente que ha afiliado cuarenta y cincuenta personas, hay gente que ha afiliado quince, que ha afiliado una. Entre todos hemos ido sumando. Carlos Rodríguez de la Torre, el portavoz del grupo municipal, me ha ayudado mucho a traer gente al proyecto. Quizás por la situación en que estaba el partido no tenía esa vocación de afiliar, de traer gente, pero yo se la desperté. Le dije que era la manera de hacer un partido grande, un partido nuevo que es, al final, para lo que entró aquí en su momento y para lo que me trajeron a mí.

- Antes, ¿el PP era un club?

-Bueno, yo no sé si era un club, yo soy muy prudente. Era un partido muy pequeño: eso lo repito donde sea necesario. Es más, sólo hay que ver las fotos de las anteriores juntas: eran siempre los mismos, o esa sensación nos daba. No sólo a mí, también a otra gente que me lo comentaba. Nosotros queremos que en la foto salga gente diferente, gente nueva. Un mes sin traer a alguien al proyecto es un mes en que alguien no ha hecho bien su trabajo. Creo que la afiliación tiene que ser continua, porque el PP es el partido más votado de España, no somos un grupúsculo. Si los que nos votan no se incorporan al proyecto es por nuestra culpa. Creo que hay que hacer un partido abierto, sin olvidar que estamos aquí para trabajar. Está muy bien tomar el café con los amigos, con los compañeros, pero hay que seguir haciendo actividades de campo: yo no puedo saber de todo.

- ¿Quiénes le acompañarán en la dirección del partido si finalmente gana?

-No lo tengo todavía cerrado.

- Pero, ¿cuántos van a ser?

-Veinte, en un principio. Veinte vocales y yo de presidente es la candidatura que vamos a presentar el próximo 3 de marzo. Pero, bueno, el presidente luego puede ampliar esa junta. Hay algunos que no voy a incorporar en los primeros momentos porque quieren ver cómo marcha el proyecto. Habrá personas poco conocidas, pero también gente con mucho peso y, sobre todo, con mucha capacidad de trabajo para ganar las elecciones. Avilés está en una encrucijada: es una ciudad industrial, y debe seguir siéndolo, pero tiene que ser algo más. El nuevo Avilés, el del siglo XXI, tiene que tener un plan: ¿de qué nos valen las nuevas infraestructuras si no sabemos aplicarlas a un proyecto claro de ciudad? Pienso que hay cosas que se han hecho en Avilés muy despacio. Le voy a poner un ejemplo: desde que el Club de Empresas pidió una oficina de congresos hasta que le hemos tenido -ahora- han pasado ocho años que hemos perdido. Sólo hay que coger los periódicos de hace veinte años ¿De qué están hablando? De la Ronda Norte, del soterramiento de las vías, de la oficina de congresos...

- ¿Con ustedes esto no hubiera pasado?

-Tenemos un plan. Pasa por el turismo. El turismo no va a sustituir a la industria, evidentemente, pero tiene un gran potencial de crecimiento. Eso lo tengo muy claro. Una cosa que he aprendido en el mundo de la empresa: si sabes a dónde quieres llegar lo tienes más fácil que si no lo sabes. Puedes no conseguirlo, pero tienes la meta.

- ¿Es usted un "paracaidista"?

-Me pueden llamar "paracaidista" porque soy de Gijón, pero que me critiquen por eso es absurdo en una ciudad de acogida como es Avilés. Si empezamos a decir que eres de Avilés, tu mujer también, que nunca has trabajado fuera de Avilés... igual nos quedamos solos. Igual el que lo dice se queda solo en un selecto club. Pernocto en una ciudad que dista veinte minutos de Avilés. ¿Qué pasa en Madrid? ¿No puedes salir del distrito? Vengo de fuera del PP. Aterrizar en Avilés y en el PP sin mochila lo considero una ventaja: no tengo rencillas.

- No han apoyado los presupuestos de Avilés.

-No eran los nuestros.

- Araujo defiende que, en parte, sí: los fondos de Fomento, la reforma del parque del Muelle... ¿Qué opina de su adversario?

-Se lo explico: los fondos de Fomento van a llegar. No se va a perder ni un euro porque nosotros no hayamos votado los presupuestos de Avilés. Aquí, en la sede, lo debatimos. El Partido Socialista hace unos presupuestos para pactar con la izquierda radical. ¿Cómo? Ampliando tremendamente el gasto social, pero claro, debemos tener claro que el dinero no es ilimitado: si lo movemos de un lado, es porque lo quitamos de otro. Ahí es donde entra la ideología. Nosotros somos el Partido Popular. Las partidas que nos propuso el PSOE este año ya eran exageradas. Escoran para pactar con Podemos y luego Podemos jamás pacta. Eso no es lo que queremos: se han perdido oportunidades para incentivar el empleo en Avilés.

- Les acusaron de llegar a las negociaciones casi para marcharse.

-Eso no es verdad. No los apoyamos porque tenían un ADN que no era el nuestro.

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