Una vecina de Salinas halló esta mañana en la playa, en la zona del Espartal, el cadáver del tiburón visera que apareció el pasado fin de semana en el arenal. Hasta el lugar, se trasladaron personal del Principado de Asturias para recogerlo. El compromiso es "congelarlo" hasta que los investigadores que quieren analizarlo por sus peculiares características vayan a buscarlo.

El tiburón "prehistórico" que apareció en el arenal castrillonense es en realidad un habitual del Cañón de Avilés, una zona del cantábrico a siete millas de la costa asturiana, y de gran profundidad. Según han confirmado los expertos, el tiburón visera, conocido técnicamente como Deania Calcea, es un animal bastante común en diversos mares de todo el planeta. De hecho, se han dado casos de avistamientos de estos animales tanto en Islandia como en el Cabo de Buena Esperanza, en Argentina. El Cañón de Avilés es uno de sus hábitats, y por la cercanía, de ahí se cree que pudo proceder el ejemplar de ayer.

En cualquier caso, ser una especie común no deja de convertirlo en una clase de "maravilla". De hecho, según explicaron diferentes entendidos, el tiburón visera prácticamente no ha evolucionado desde tiempos prehistóricos. Suele nadar en aguas profundas, desde los 400 metros hasta los 900, aunque se han dado casos de Deanias Calceas en profundidades cercanas al kilómetro y medio. Además, tiende a hacerlo muy pegado al suelo marino. Es una especie carroñera, sobre todo. Ovovivíparo, es decir que nace de huevos, suele tener camadas de más de una docena de crías.

De aspecto rugoso, tiene dientes afilados y comprimidos, aunque los expertos señalan que "rara vez atacan a personas". Tiene escamas en forma de tenedor, bastante rugosas, y puede llegar a superar el metro de longitud. Otra característica distintiva es su cabeza, bastante picuda, de ahí su nombre de tiburón visera.