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El movimiento vecinal de Llaranes bate récords: 24 colectivos para 6.000 habitantes

"El compromiso social es muy grande", se felicitan los residentes

Socios y directivos de las 24 asociaciones vecinales activas en Llaranes, en la plaza Mayor del barrio. MARA VILLAMUZA

Con 24 asociaciones vecinales para una población de 6.000 habitantes, Llaranes supone un hito en el asociacionismo de Avilés y de Asturias. Absorbiendo las raíces de lo que dejó Ensidesa, con cerca de 40 entidades activas entre la década de los 50 y finales de los 80, el actual movimiento vecinal presume de activismo, juventud y capacidad de influencia: su próximo objetivo es explotar turísticamente el barrio. Una estrategia que ya avanza a buen ritmo: en 2017, el Club Popular de Cultura registró 1.200 visitantes procedentes, sobre todo, de Asturias, País Vasco y Cataluña, en sus rutas guiadas.

El movimiento vecinal en Llaranes es un ecosistema. El catálogo de asociaciones es heterogéneo, aunque el trasvase de socios entre unas y otras es una constante. "El compromiso de la gente del barrio es alto. Aquí sí hay relevo generacional", explica Rubén Domínguez, del Club Popular de Cultura, una de las entidades abanderadas del movimiento, con 70 actividades cada temporada. "Lo normal, en Llaranes es cada persona esté en seis o siete asociaciones diferentes. Yo, por ejemplo, me gasto 100 euros al año en cuotas de socio", apunta Francisco Carril, de la Comisión de Festejos, la organización que gesta las celebraciones.

La juventud es otra de las características del pujante movimiento vecinal. En el año 2015, el Club Popular de Cultura tenía una media de edad de 70 años. Hoy es de 45 años. Su directiva está formada por diez miembros, de los cuales nueve no superan los 25. "La juventud es la que ha tirado hacia adelante. Han sacado el barrio del abandono en el que quedamos a principios de siglo", destaca Nacho Álvarez, vicepresidente del Llaranes Club de Fútbol, que gestiona el balompié en el poblado desde el año 2000, recogiendo el testigo del histórico Ensidesa, y tiene una escuela deportiva que entrena a chavales desde chupetines hasta juveniles.

El objetivo ahora, una vez impulsado el asociacionismo de Llaranes, es fortalecer el turismo en el barrio. Las visitas guiadas ya suponen un puntal para el antiguo poblado, con 1.200 visitantes desde que arrancaran en 2016. Su siguiente apuesta es enrolarse en Fetumi, la única feria de turismo minero en toda España, que se celebrará en el mítico Pozo Sotón, en el concejo de San Martín del Rey Aurelio.

Sin embargo, Llaranes no sólo tiene tirón por su pasado industrial. La Comisión de Festejos opera de forma autónoma de la Asociación de vecinos Santa Bárbara. "Llaranes se puede explotar turísticamente", clarifica su dirigente, Francisco Carril. "Eso está claro", prosigue.

Por último, el conjunto de asociaciones componen un mapa de lo más variopinto. Algunas de las organizaciones siguen en activo desde los años de Ensidesa. Amigos de los bolos, la pesca y del tenis aún conservan el apellido de la empresa. De este estilo, todavía sobrevive Teleradio Ensidesa, un grupo de radioaficionados que organizan quedadas internacionales para intercambiar material de su pasión. Otras transcienden los límites de lo que es Llaranes -el antiguo poblado, La Espina, Garages, Les Niñades, La Rocica, El Cruce- como la Cofradía de la sardina arenque, una escisión del Club Popular de Cultura en la década de los ochenta y que tiene un gran protagonismo en el Antroxu de toda la ciudad.

La última en sumarse es la refundada peña sportinguista de Llaranes. Una continuación de una agrupación de aficionados cuyas primeras reuniones fueron a finales de la década de los años cincuenta. Su primer acto público fue un hermanamiento con una peña del Oviedo, a la que asistió el recién fallecido Quini. Fue el pasado 2 de febrero, antes la visita del Sporting al Carlos Tartiere. Se unen otros colectivos donde conviven teatro, folclore, amas de casa y asociaciones parroquiales. Un barrio que no para.

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