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Los cortes eléctricos se disparan en las fábricas por los temporales

Alcoa, Azsa y Arcelor suman 21 horas de parones en apenas dos meses

Torres de alta tensión junto a la factoría de Alcoa en Avilés. MARA VILLAMUZA

Las tres multinacionales electrointensivas asentadas en la comarca avilesina (Alcoa, Asturiana de Zinc y Arcelor-Mittal) han parado su actividad 21 horas en poco más de dos meses por la interrumpibilidad, el sistema por el que se les corta el suministro eléctrico en caso de necesidad. La concatenación de temporales de este invierno, que disparó la demanda eléctrica, está detrás de esta situación, que en más de una ocasión ha obligado a parar parte de las fábricas hasta dos horas al día (una por la mañana y otra por la tarde). La gran industria electrointensiva está preocupada. "Las fábricas están para producir, tener dos parones en el mismo día ha hecho mucho daño", señaló a este periódico Fernando Soto, director General de la Asociación de empresas con gran consumo de energía (AEGE).

Las fuentes consultadas explicaron que el servicio de interrumpibilidad se ha activado desde el 1 de enero en nueve ocasiones en la planta de Alcoa y seis tanto en Asturiana de Zinc (Azsa) como en la factoría de Arcelor-Mittal. De todas estas multinacionales, la aluminera es la que más electricidad consume. La semana pasada (coincidiendo con la borrasca Emma y la "Bestia del Este"), Red Eléctrica activó la interrumpibilidad en Alcoa el lunes, el martes (en dos ocasiones, por la mañana y por la tarde, como también ocurrió en Azsa) y el viernes. "En todos los casos se ha prestado el servicio de manera eficiente para ayudar a rebajar el precio (de la electricidad) al consumidor final", apuntó una portavoz de la aluminera.

El secretario de Estado de Energía, Daniel Navia, explicó recientemente que la interrumpibilidad se aplicó "de forma sustancial" en enero y febrero y que constituye una de las medidas que aplica el Gobierno para contribuir a mejorar de la competitividad de los precios energéticos. Realmente lo que se reduce es el coste de los servicios de ajuste, uno de los cinco conceptos por los que pagan los ciudadanos en la factura de la luz.

"Las fábricas están para producir aluminio, acero, cinc, a lo que se dediquen. Prestan el servicio de interrumpibilidad como garantía del suministro: por una incidencia grave o por criterios económicos. Tienen un contrato firmado y tienen que cumplirlo, pero una aplicación masiva, dos órdenes el mismo día, ha hecho mucho daño", incidió Fernando Soto.

Los procesos productivos de estas compañías, explican desde AEGE, son complejos. "No solo es la hora que se deja de producir, sino el tiempo que se tarda en recuperar la normalidad. Unos procesos son más rápidos y otros pueden llevar dos o tres horas. Si a las pocas horas de una parada se vuelve a aplicar la interrumpibilidad se hace mucho daño a las fábricas", añadió el director general de AEGE.

Los grandes consumidores piden que "que se afinen los criterios y ajustes para evitar que la prestación del servicio de interrumpibilidad pueda suponer un daño a la industria". "El Gobierno y el operador (Red Eléctrica) tienen información suficiente para hacerlo. (...) Todos los días sale al mercado la energía que se va a consumir al día siguiente. Si entra una ola de frío y quien compra la energía no lo ha tenido en cuenta, puede que se queden cortos (para cubrir la demanda de electricidad). Esa diferencia se tiene que corregir y para eso están los mercados intradiarios. La interrumpibilidad es un sistema de último recurso", añadió Soto.

Las compañías electrointensivas acuden a una subasta eléctrica para abaratar la factura de la luz a cambio de desenchufarse de la red en casos de necesidad, como ocurrió con los últimos temporales al dispararse la demanda de electricidad. "Llevo ocho años en la asociación y nunca se había aplicado de forma masiva el servicio de interrumpibilidad", añadió Soto. En AEGE, creen que habrá una segunda subasta eléctrica este año y piden "un consenso y un pacto de todos los partidos" sobre el nuevo marco energético en el que trabaja el Gobierno. "Esperemos que se dé con la tecla y tengamos precios similares a los de Francia y Alemania", concluyó Soto.

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