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Juan Valdés: "En juveniles, jugaban Quini y su hermano, el resto dábamos vueltas"

"Cariñoso, humilde y una máquina de hacer goles", así definen al futbolista sus compañeros del Ensidesa y aquellos que le vieron crecer en Llaranes

Alfredo Megido, Juan Valdés, Toni Fidalgo y el coordinador del Club LA NUEVA ESPAÑA en Avilés, Luis García, ayer, en el acto. RICARDO SOLÍS

"Quini era un buen tipo con todo el mundo menos con los porteros, con ellos no tenía piedad", afirmó Toni Fidalgo, compañero de Enrique Castro, "Quini", en el Ensidesa, en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés dedicado a la figura del futbolista, un emblema del sportinguismo y de Asturias. El corazón de El Brujo se paró el pasado 27 de febrero, dejando un vacío en mucha gente, como se encargaron de demostrar el propio Fidalgo, Juan Valdés (compañero en el Ensidesa y el Sporting) y Alfredo Megido (compañero en el Sporting y el Barcelona).

La leyenda de Quini comenzó en Llaranes, en el barrio en el que creció y que le vio dar sus primeras patadas a un balón. Valdés lo recuerda bien: "El primer año que jugábamos en el juvenil, estábamos en segunda categoría y ascendimos. Al año siguiente quedamos primeros en Primera. La cosa es que en ese equipo jugaban solo dos: el portero, Jesús Castro -hermano de Quini-, y el propio Quini, el resto dábamos vueltas por el campo".

Quini no era solo fútbol, y en el barrio de Llaranes lo saben bien. Uno de sus vecinos de la infancia intervino en el coloquio y dejó clara otra de sus pasiones: el cine. "Cuando se estrenó 'Los diez mandamientos' en el cine Ráfaga, la vimos juntos dos veces en la misma tarde. No teníamos un duro, pero nos las arreglábamos para colarnos", comentó entre las risas de todos los presentes, muchos de ellos amigos y compañeros de Quini que desvelaron otras anécdotas del futbolista: "La primera vez que comí ancas de rana fue gracias a él. Íbamos a cazar pájaros y ranas a La Toba. Puntería, más que con la portería, era la que tenía con la escopeta de perdigones. Era un portento".

Los tres compañeros de Quini le definieron como "una máquina de hacer goles". Pero sobre todo, pusieron en relieve su cercanía, humildad y sus bromas, legendarias como su figura. Megido recordó una: "Una vez nos compró a todo el equipo un regalo de Reyes, a mí me regaló un balón en miniatura y me dijo 'Megi toma, para que no chupes balón cuando estés en el campo'". Toni Fidalgo recordó unas cuantas con la comida, como en una cena de veteranos, en la que Quini aprovechó un despiste para echar sal a la tarta de un compañero, que se la comió con cara extrañada.

Y todos coincidieron en que no se olvidó del barrio en el que creció. "Siempre tenía un hueco para los amigos de Llaranes, da igual cuantos años pasaran", señalaron. Y, para ellos, eso un síntoma de la humildad que le dio salir de un barrio como el de Llaranes. Para muestra, la anécdota con Valdés: "Un día llegamos al Molinón Quini, Jesús Castro y yo con la misma camisa. Era la que estaba de oferta en el economato de Llaranes. Anda que no hubo cachondeo en el vestuario".

El Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés celebra una nueva sesión en la Casa de Cultura a las 19.30 horas, en la que el abogado Gonzalo Botas y la presidenta de la comisión de Justicia de PP en Asturias, Ángeles Fernández-Ahuja, hablarán sobre la prisión permanente revisable.

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