Cuando el barro alcanzaba los mil grados, los alfareros de Miranda introducían materiales que generaban humo para darle a sus piezas su tradicional toque oscuro. Esas y otras valiosas lecciones se pueden aprender desde ayer en el Centro Municipal de Arte y Exposiciones, en los carteles ilustrativos que acompañan al centenar de objetos que forman el grueso de la exposición en las décimas jornadas de la Alfarería de Avilés. En esta edición, se recogen además otras muestras de tinajas tradicionales de otras partes de Asturias como Llamas de Mouro (Cangas de Narcea), Faro (Oviedo) y el Rayu (Siero).

"Es una exposición didáctica porque junto al volumen tipológico y representativo de la alfarería en Asturias, tenemos paneles que describen el proceso técnico de los alfareros a lo largo del tiempo, incluidos la evolución de los tornos y de los hornos, como el Celta, que tiene 3.000 años de antigüedad", explicó Ricardo Fernández, coordinador de la exposición. "Tenemos representaciones de la Alfarería negra de Miranda, que data del siglo XII, y de la de Mouro, del siglo XVIII", indicó.

La inauguración de la jornada estuvo acompañada por música tradicional de gaitas y asistió al concejala de Cultura, Yolanda Alonso, que reivindicó el papel de Avilés en la alfarería asturiana. "Aunque pretendamos ser una ciudad moderna, no podemos olvidar que en el trabajo de los alfareros de Miranda están nuestras raíces", explicó.

Para cerrar el primer día, el profesor de la Universidad de Oviedo Miguel Busto dio una charla sobre la loza asturiana. El próximo jueves, en el Palacio de Valdecarzana, la historiadora Cristina Heredia reflexionará sobre la alfarería de Miranda (20.00 horas).