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LOLO LÓPEZ, "PANTERA" | EXBOXEADOR Y EXENTRENADOR DE LA ATLÉTICA AVILESINA

Un sabuguero que nunca tira la toalla

El veterano deportista es sobrino y primo de boxeadores relevantes y padre y abuelo de un piragüista y una nadadora

Lolo López, "Pantera", en la calle en que nació, Bances Candamo. M. V.

Por Lolo López apenas responde:

-Me dicen, en realidad, "Pantera", -afirma así, como si nada, sin rugir. Es el tercero de una saga de deportistas de todas las modalidades que comenzó en los años veinte y que continúa ahora, casi un siglo después: boxeadores, piragüistas y hasta una nadadora: "Mi nieta Aida Álvarez, que tiene 18 años, ya es campeona de Asturias".

Todo comenzó con José López, que también fue campeón de Asturias varias veces, en la legendaria época de Paulino Uzcudun, que es a España lo que Sugar Ray Robinson a los Estados Unidos. "López era mi tío. Lo mataron en la Quinta de Pedregal. Le aplicaron la ley de fugas. No le conocí", reconoce ahora su heredero, tras meterse por el gaznate un bocarte recién hecho. "En realidad, mi familia era marinera. Mi abuela tenía una barca. Se llamaba 'La Agustina'", recalca.

El "Pantera", el tercero de una línea familiar muy en forma, fue boxeador "amateur" y es, sobre todo, sabuguero profesional.

-No te vi el otro día en el funeral -le interpela un parroquiano del bar La Araña, que acaba de reabrir.

"Cuando era guaje, esto lo llevaba uno que al que llamaban 'Mahoma', pero es que en este barrio todos teníamos mote. Amor la 'Rata', por ejemplo, enseñaba a bailar. Nosotros, desde lo de mi tío, fuimos los 'Pantera'", recalca. Antes había estado Pepe, su "güelo". "Tampoco lo conocí. Me crié con mi abuela. Se llamaba Eustaquia Iglesias. Nací en la calle Bances Candamo. Un poco más abajo, donde el Doya, mi abuela tenía un almacén de cacharros de loza. Todos los lunes nos juntábamos sus nietos -éramos un montón- y llevábamos la mercancía para la plaza, que antes estaba abierta hasta las ocho o las nueve de la tarde. Ocupábamos tres arcos: hasta el café Colón. Mi abuela nos daba a los pequeños una perrona, y a los mayores, una peseta", apunta.

Lolo López nació en febrero de 1945, subió por primera vez a un ring cuando tenía quince años. Combatió hasta 1968. "Entonces me rompí el dedo índice", cuenta mientras juega con él, que hace tiempo que no funciona. Se hizo entrenador. Lo fue del primer Dacal, de Avelino, y también del segundo, de Enrique. "Siempre digo que Enrique nació en un gimnasio. Le conocí siendo un chaval, le llevaba la bolsa a su hermano. Era más grande que él", apunta. En 1972, "Dacal II" fue medalla de Bronce de los Juegos de Múnich.

El "Pantera" tiene grabado a fuego la historia de su tío. "Mi abuela nos la contaba", dice. En plena posguerra, Avilés era una ciudad peligrosa. "Andaba uno diciendo por las Casas del Cabaré que nadie había vencido al campeón y que tuvo que llegar él para dejarle muerto", asegura. Esta historia marca a un guaje, lo reconoce, pero no fue la que le llevó a los cuadriláteros. "Era pintor y albañil. El gimnasio de la Atlética estaba en la Pista de la Exposición. Estábamos preparando todo para el baile de fin de año cuando vi un ring. Me apoyé en las cuerdas. Luis Noriega, que era el entrenador, me mandó que saliera de ahí: 'Que se destensan'", cuenta el exboxeador. Alguien le terminó contando que López era sobrino de la leyenda de Sabugo. Y ahí sí que empezó todo.

Debutó en La Maruca, en las fiestas de Cristalería. La bolsa era buena: 250 pesetas. "Vencí a los puntos a Adolfo Villaverde, que era de Llaranes", comenta. Los combates en La Exposición eran más baratos (50 pesetas). Combatió en Asturias y también en España. "Caí por debilidad", se excusa. Aquel combate, el de 1962, fue en Málaga. "Pantera" pesaba 57 kilos. "No podía comer nada", se lamenta. En el primer asalto, besó la lona. "Antes, la cosa era mucho más difícil: tenías que vencer a seis o siete para llegar a campeón. Ahora no hay rivales", dice el padre de Manuel Ángel López, campeón de España de K1, K2 y K4. El abuelo de Aida Álvarez. "Podría contar muchas cosas, otro día", concluye.

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