En la mitología griega, cuando la diosa Ceres se entera de que Plutón ha secuestrado a su hija Proserpina entristece tanto que el mundo entero se marchita, provocando la llegada del invierno y del otoño. Por suerte, la diplomacia finalmente se impuso y los dos poderosos llegaron a un acuerdo: cada uno disfrutaría de la compañía de la joven durante medio año. Desde entonces, en primavera y en verano todos los campos florecen y los árboles ven madurar sus frutos. Así lo explica la cuna de la cultura occidental y así lo resumió también ayer la historiadora Patricia Pérez, a cargo de la empresa cultural "Cuéntame un cuadro", que protagonizó el Club de LA NUEVA ESPAÑA de Avilés en la Casa de Cultura para resumir la importancia de la recién llegada estación en el mundo del arte.

Según la ponente, esta representación artística del mundo clásico tan colorida "se vino un poco abajo" durante la Edad Media. "De esta época destaca la infanta Urraca de Zamora. El nombre no era el mejor, pero era el que era. Estaba soltera, claro, pobre. Pero era hermana del rey, que eso quieras que no viste mucho. El caso es que la muchacha hereda el panteón familiar y ordena decorarlo con pinturas tardorrománicas. La representación artística se simplifica porque se consideraba que pintar de forma detallada la figura humana era una forma de idolatría", resumió. "Hasta el Renacimiento no volveremos a ver cuadros tan vivos. Y fue en parte gracias a Botticelli y en parte gracias a la familia Médici, que eran los que ponían la pasta", añadió. Del pintor florentino destacó el conocido cuadro "Primavera", en el que aparece la diosa Venus, con sus tres Gracias, y la ninfa Cloris, que es raptada por Céfiro, dios del viento del oeste: "Este es un poco más considerado que Plutón y le regala el imperio de las flores". Así, Cloris se convirtió en la diosa Flora y, con ella, llegó la primavera al mundo. "Son solo algunos ejemplos de cómo a través de la mirada de los grandes artistas podemos ver esta nueva primavera con otros ojos", razonó la experta.