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La víctima de una agresión sexual en Bustiello valora la idea de recibir atención psicológica

M. C. Z. C., la vecina de Bustiello de 46 años víctima el pasado 24 de febrero de una salvaje agresión con aparentes connotaciones sexuales, evoluciona favorablemente de las múltiples heridas que le produjo el joven identificado como J. D. Z. J., de 19 años y oriundo de Colombia, pero su estado psicológico ha empeorado, según asegura la abogada que la representa, Ana González Martínez: "Es comprensible, cada trámite judicial le obliga a revivir esa pesadilla. Y es que la brutalidad de la agresión y el ensañamiento que mostró el atacante son de una dureza pocas veces vista".

Tanto es así que la mujer valora recibir atención psicológica especializada en los próximos días para superar los traumas de un episodio tan violento como incomprensible: M. C. Z. C. había salido de su casa sobre la una de la tarde a pasear el perro y acabó con un brazo en cabestrillo; el pómulo izquierdo y un hueso maxilar, fracturados; y hemorragia cerebral a consecuencia de los puñetazos y patadas que le propinó un joven que primero le había ofrecido dinero a cambio de sexo. El rechazo de semejante proposición desencadenó un conato de violación -así lo interpreta la letrada de la víctima- y la lluvia de golpes; además, también le robó el teléfono móvil.

El testigo principal, un vecino de Bustiello que fue el que puso en fuga al atacante con sus gritos, prestó ayer declaración ante la juez que instruye el caso. El hombre explicó que estaba en casa y oyó unos golpes fuertes; intrigado, se asomó a la ventana y vio a alguien dando patadas a otra persona que yacía en el suelo. Este vecino se dirigió entonces hacia el lugar para averiguar qué estaba pasando y, afortunadamente, sólo con inquirir "¡chaval!, ¿qué estás haciendo?" ahuyentó al agresor, que escapó corriendo. Así se lo explicó ayer a la magistrada.

También prestaron declaración dos testigos de referencia que tuvieron un papel relevante en la identificación de J. D. Z. J. -se trata de dos personas a las que el agresor de M. C. Z. C. trató de vender en Llaranes el teléfono móvil que le había arrebatado- y la propia víctima, que ratificó ante la juez las circunstancias de su agresión y la connotación sexual de la misma: el joven le ofreció dinero por sexo y le tocó los senos. Luego la machacó a golpes.

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