"Ha sido una Semana Santa muy condicionada. El mal tiempo ha impedido que las procesiones se desarrollen con normalidad", apuntó ayer José Iván Álvarez, maestro de ceremonias de la Real Cofradía de la Soledad, que tuvo que suspender el paso de su Virgen a mitad del trayecto por las malas condiciones meteorológicas. "Fue una decisión acertada. Las previsiones ya eran muy malas y aunque salimos un poco, al menos hasta la plaza de la Merced, aunque luego decidimos dar la vuelta. Menos mal, porque arreció la lluvia con mucha fuerza y el destrozo habría sido enorme", explicó Álvarez, quien añadió que "los gestos de rabia de la gente fueron enormes".

Aún así, la Soledad pudo disfrutar del pregón de el pregón de Francisco Blanco, superior provincial de los misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, en la parroquia madrileña de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, y también entonar varios cantos tradicionales, ya bajo techo ante la lluvia.

A pesar de la decepción, José Iván Álvarez destaca el papel de su cofradía como custodios de un pedazo de la reliquia del Lignum Crucis. "Para nosotros es un tremendo orgullo, poseer un tesoro que es de todos los avilesinos", apuntó sobre un reclamo que ya se está dejando notar. "Ahora que ya está expuesto a todo el mundo, han venido cerca de 200 peregrinos a poder observarla", concretó.

El maestro de ceremonias de la cofradía de la Soledad también habló sobre el estado de salud de su hermandad. "Seremos alrededor de 210, entre nazarenos, hombres y mujeres. Aunque es cierto que hay una parte importante que únicamente que solo participa en las misas", rescató.

"Esperemos que, poco a poco, vayamos teniendo relevo generacional porque hay familias donde el espíritu de cofrade está arraigadísimo", explicó sobre una hermandad, para que la que hay que estar bautizado y tener siete años de edad para pasar a formar parte de ella.