La Nueva España

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La mansión de los cuentos

Los poderes especiales de Ben

La historia de un niño muy alegre y risueño que maravilló a todo el mundo con sus mágicas creaciones

Alumnos del colegio Vallín de Piedras Blancas, durante una lectura de cuentos de LA NUEVA ESPAÑA de Avilés. RICARDO SOLÍS

Hola amigos, qué ganas tenía de volver a encontrarme con vosotros entre las páginas de LA NUEVA ESPAÑA tras el parón vacacional de Semana Santa. Estamos ante un mes muy importante para mí por dos motivos. El primero será el día 22, pues Ratonchi cumplirá dos años, dos felices años en los que nuestro querido personaje ha conseguido que miles de niños y niñas lean y se emocionen pensando en él cada noche al acostarse, o cada vez que pasean por las calles de Avilés. Los más pequeños podrán felicitar a Ratonchi de muchas maneras, en las redes sociales y en su página web está toda la información. El otro motivo importante es justo al día siguiente, pues el 23 es el día del libro y, por este motivo, tendré muchísimas actividades programadas, en distintos centros educativos, pues cada vez son más los colegios que escogen mis libros como lecturas del curso.

Ahora os voy a contar la historia de un muchacho excepcional llamado Ben...

Ben es un niño, muy alegre y risueño. Es muy amable y educado. Su carita es sumamente dulce, al igual que su mirada. Tiene una imaginación brillante que divierte a todos los que le rodean. Le encantan los deportes, ir los fines de semana al pueblo de sus abuelos y, sobre todo, las aventuras. Pero lo que más le fascina en su vida es crear máquinas o simplemente transformar las existentes hasta conseguir mejorarlas. Lo mejor de todo es que sus inventos siempre funcionan a las mil maravillas e impresionan a todos los que le rodean.

Cuando Ben se mete en su taller, sus ojitos se vuelven luminosos y llenos de chispas de ilusión. Nadie sabe lo que de ahí saldrá, pero Ben no para hasta conseguir lo que se propone, y aunque le lleve más o menos tiempo, siempre lo consigue.

Pero lo que pocos saben, es que Ben tiene poderes especiales. Sí, lo habéis leído bien. Ben es capaz de dar una nueva vida a piezas y cachivaches que a los ojos de cualquiera serían inservibles. Muchas veces la gente solo ve un montón de tuercas viejas, motores oxidados y creen que ya no sirven para nada, lo consideran chatarra y se lo quieren quitar de encima. Por lo que llevan todos esos artilugios al desguace o incluso al vertedero.

Pero Ben, no es así, tiene una gran sensibilidad. El pequeño cree en todos esos cachivaches y les da una segunda oportunidad, algo verdaderamente importante...

Cuando nuestro amigo tiene delante todas las piezas, las observa con detenimiento, las examina por todos los lados cuidadosamente y sonríe mientras piensa lo que podrá hacer con ellas. Al instante ya se le ocurre una idea para darles uso. Así que toma una de las piezas con mucho cariño, la limpia, le pasa un paño con mucha suavidad hasta conseguir sacar el brillo que nunca dejó de tener. Lo que antes era un cachivache viejo e inútil a los ojos de cualquiera, para los ojos de Ben se había convertido en una pieza singular, tan apta y reluciente como las piezas nuevas.

Desde el primer momento, Ben sabía que todos esos cachivaches habían tenido su época de esplendor, y si habían brillado una vez, podrían volver a conseguirlo. Solo habría que hacer algo muy importante: confiar en ellos, limpiarles y acariciarles con su paño. De esta forma volverían a brillar.

Cuando el pequeño salía de su taller y mostraba sus creaciones, la gente se quedaba maravillada. Todos creían que su máquina era totalmente nueva al ver el brillo de todas sus piezas. Pero Ben explicaba su secreto, dando una lección a aquellos que enviaban sus piezas al desguace, sin tan siquiera darles una segunda oportunidad.

A veces, la magia y los poderes que son especiales están más cerca de nosotros de lo que pensamos. Todos deberíamos seguir el ejemplo de Ben y coger nuestro paño suavemente para acariciar y hacer brillar a aquellas piezas en las que ya nadie confía. A reflexionar...

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