La actriz Mireia Gabilondo (Vergara, Guipúzcoa, 1965) es la protagonista de la tragedia "Un beso", que programa mañana sábado (20.30 horas) el club del Niemeyer. La cofundadora de "Tanttaka Teatroa" conversa por teléfono con LA NUEVA ESPAÑA.
- ¿Qué tenía la novela de Iván Cotroneo para convertirse en teatro?
-La novela es de formato corto, son tres monólogos seguidos: los de los dos chicos y el que hago yo, que soy la profesora de Literatura de ambos. Tiene un final muy trágico, pero es el real, porque la novela está basada en hechos reales.
- Sucedieron en Estados Unidos.
-Eso es. Esta historia se centra de una forma muy clara en lo que sucede cuando una persona se siente atraída por otra y ésta, en cambio, considera que está siendo violentada.
- Lo que pasa es que saca la pistola.
-Porque aquí no las tenemos, que si no...
- Usted es la profesora.
-Contemplo la historia desde un punto de vista neutral. Mi personaje contempla el sufrimiento de los chavales y sale a colación una historia propia que la tiene atada de manos desde el punto de vista emocional.
- El final es muy horrible.
-Mucho. No se justifica nada. En la novela no hay ni buenos ni malos y esa idea la hemos trasladado a la versión dramática. Bastante tenían con sus tristezas.
- La obra la han hecho para público escolar.
-Sí, desde luego, aunque estrenamos en San Sebastián en una pequeña sala de cuarenta persona. La primera fila la teníamos a un metro de nosotros. Luego fuimos a centros educativos: la respuesta es directa. No se esperan ese final.
- Ustedes, en Tanttaka, se salen de la norma.
-Llevamos 35 años trabajando desde la cantera y no es fácil. No es que esta sea una buena forma de vida, es que contraes deudas para llevar un nuevo espectáculo a escena.
- Pero mola, ¿no?
-Claro. No es que te plantees renunciar al teatro, es que tienes que hacer otras cosas, pero no me quejo: llevo mucho en esto. Quizá lo único que necesite sea más tiempo.
- ¿Qué tienen entre manos?
-Llevamos con "Un beso" cuatro años. Este otoño pasado presentamos "La casa de llave", poemas que se centran en historias de mujeres maltratadas. Además, hicimos "Soga", un monólogo de un profesor sobre un alumno que se ha suicidado. Últimamente nos ha poseído el dolor como asunto de nuestras producciones. Creo que el arte es importante para arreglar algunas cosas, y ahí seguimos.
