Guillermo Pelayo Barquín, el barquillero más famoso de la comarca de Avilés, ha tenido una vida de película. Ahora, esa afirmación es literal, ya que el conocido vendedor será la imagen del cartel del "Avilés Acción", el festival de cortos de la ciudad, que este año alcanza su decimoséptima edición y que tendrá lugar del 26 de mayo al 2 de junio. "Conozco a Javier Mediavilla, el director del certamen, desde que era un crío porque somos vecinos en la calle Rivero. Para mí ha sido todo un honor, aunque al principio yo no sabía ni para qué eran las fotos", comentaba ayer Barquín, mientras vendía en Las Meanas. Ya ha superado el disgusto que le produjo que un establecimiento de Salinas le expulsara hace un par de meses de su entrada por "molestar a los clientes", lo que levantó una ola de apoyo popular hacia él que aún agradece.

Mediavilla, por su parte, señala que "es una satisfacción plena contar con Pelayo, uno de los últimos artesanos de todo Avilés". La sesión de fotos tuvo lugar hace cosa de un mes, en un estudio de la calle Fernández Balsera. En ese lugar, se plantó Barquín, vestido elegantemente con el traje de la boda de su hija. "Se reían un poco, porque me pedían que posara en plan mafioso. Me decían: levanta una ceja, y al instante lo hacía. Les causaba mucha risa", rememora animado el barquillero. "Es que Pelayo es un crack. La fotógrafa decía que parecía todo un profesional", señala Mediavilla, quien a finales de esta semana presentará el cartel y, en la siguiente, hará oficial el programa.

La gran novedad de este año será una proyección de películas en el Hospital San Agustín y en el centro de mayores de Las Meanas. "La idea es llevar el cine a gente que no puede ir. No sólo será poner cintas. Llevaremos palomitas, acomodador, entradas... para recrear la magia de la gran pantalla", indica el director de un certamen que contó con 570 directores en su última edición.

El cartel no ha dejado indiferente a nadie en los círculos del barquillero. "La gente está alucinada porque están acostumbrados verme con gafas y la americana. Es una pasada", dice. "Han aprovechado un poco el tirón que tengo en la ciudad", reconoce Barquín, que ya ha dejado atrás el incidente con el bar de Salinas. "Lo que pasó ha quedado olvidado. Lo importante es que puso de relieve la figura de Pelayo, un tío siempre al pie del cañón", finiquita Mediavilla. Barquín, entre risas, reconoce que salvo que llegue una gran oferta de Hollywood, no dejará de vender sus archiconocidos barquillos, a 70 céntimos la unidad.