Tangos, zarzuelas, baladas, música asturiana... Julio García vive cantando, como dejó patente, ayer, durante la presentación del disco "Toda una vida", en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés. En el palacio de Valdecarzana, este gijonés nacido en 1938 interpretó los temas que integran su última grabación y también otros de un anterior disco, musicalizados por el compositor ruso Lagutik. Actuó acompañado por el técnico de sonido Enrique Ardiz.
La afición por cantar le viene de lejos en el tiempo. De hecho, comentó, "llevo haciéndolo toda la vida". En lugar de llorar, subrayó con humor, "cuando vine al mundo canté 'Granada'", composición escrita en 1932 por el mexicano Agustín Lara.
Canta en casa -"a mi mujer la traigo loca", reconoce-, en el centro Talasoponiente de Gijón -a donde acude diariamente entre las siete y media de la mañana y las tres de la tarde-, e incluso lo hacía en el trabajo, primero en el ejercicio de peluquero- "tenía un patrón que cantaba muy bien"- y después en la fábrica de amortiguadores donde alcanzó la jubilación.
Nunca le interesó dar el paso a la música profesional, aunque estudió saxofón, formó parte de dos coros, estuvo a punto de ingresar en la Banda de Gijón y perteneció al grupo "Nostalgia", de corta trayectoria.
Le cuesta decantarse por un estilo musical, aseguró, si bien sus preferencias se inclinan hacia las composiciones antiguas, entre las que figura el tango. De hecho, ayer abrió el recital en Avilés con dos piezas muy populares: "A media luz" y "Caminito".
