La aritmética plenaria casi le juega una mala pasada al PSOE cuando menos se lo esperaba. La Corporación municipal decidió votar la aprobación definitiva del presupuesto local de este año, un paso que no tocaba dar y que el gobierno local logró salvar in extremis gracias a los votos de los tres concejales tránsfugas y de Ciudadanos. El resto de grupos, como ya hicieron en su día, votaron en contra de las cuentas.

Ante la confusión y el caos generado, la alcaldesa, Mariví Monteserín, hizo un receso en el Pleno para que la Interventora y la Secretaria municipal hablarán con los portavoces de los grupos y aclararan todos los términos. Y surgió otro conflicto: a la junta de portavoces también asistieron los tránsfugas, con el consiguiente enfado del PP, que salió del encuentro por considerar que "esas personas no debían estar ahí". Los ediles del PP aseguraron que los no adscritos habían "amenazado" a la Alcaldesa con votar en contra del presupuesto si no les dejaban entrar en la reunión. Eso hubiera supuesto que el PSOE perdiera la votación y los presupuestos no se hubieran aprobado.

En el encuentro se optó por votar por separado los diferentes puntos que constaban en la propuesta, como planteó el concejal de Somos Primitivo Abella: admitir a trámite la alegación de Avanza; estimarla parcialmente para publicar la RPT y, finalmente, aprobar definitivamente el presupuesto general del Ayuntamiento. Todo salió aprobado. El PSOE había perdido en su día la votación presupuestaria -de ahí la cuestión de confianza- por lo que ayer el gobierno local hubiera visto cómo se tumbaban las cuentas si no hubiera contado con el apoyo de Ciudadanos y de los no adscritos.