El 1 de mayo, cuando Germán Blanco eche las llaves de su histórico restaurante en la calle Emile Robin, frente al parque del Muelle, pondrá fin a una historia que data de 1935. "Me acuerdo mucho de mi padre, que me lo enseñó todo. Son días melancólicos", explica Blanco, el último eslabón de una estirpe familiar, iniciada hace ocho décadas por su abuelo, también Germán Blanco y seguida por su progenitor, Mario. Una saga que termina porque Germán necesita descansar, tal y como informó ayer LA NUEVA ESPAÑA. Con diabetes y con problemas en los pies (le operaron en marzo de 2017 de una infección y perdió un dedo), no ha encontrado a nadie que quiera el traspaso del negocio.

Por las mesas del emblemático local han pasado ilustres como Manuel Fraga Iribarne, fundador de Alianza Popular, o el dirigente comunista Santiago Carrillo. "Fraga vino siendo ya líder de su partido -germen del actual PP-. Tomó un café y ojeó la prensa. No paraba de subrayar noticias. Y Carrillo, con el PCE ya legalizado, con varios camaradas a comer", indica, señalando con el dedo a una mesa del fondo del local, próximo a las ventanas, donde está colgado un retrato de su abuelo.

El restaurante Germán fue durante el siglo XX un microcosmos por el que orbitaron personajes avilesinos de todo tipo. En sus mesas, nacieron asociaciones cuyo eco llegan a nuestros días, como por ejemplo la peña Diez Amigos, fundadora del Campeonato avilesino de mus, el torneo en formato liga decano en el país, creado en 1962. O el colectivo "Sabugo, ¡tente firme!", que preside Abelardo González, que fue camarero del establecimiento en la década de los sesenta. "En esa época, la casa de comidas tenía una dimensión enorme. Trabajan cuatro detrás de la barra y cinco en la terraza. Por San Agustín, sacaban otras dos terrazas más", indica González.

El periodista y expresidente del Real Oviedo, Toni Fidalgo, también es un habitual. "Si Avilés fue la Atenas de la cultura en Asturias en la segunda mitad del siglo XX, Casa Germán fue su foro", asegura el también exfutbolista del Ensidesa. "Allí se formaban las tertulias de La Academia, donde participaba lo más granado de la ciudad intelectualmente, como Justo Ureña -cronista oficial de la Villa, entre 1991 hasta su muerte en enero de 2011-, el pintor Ramón Rodríguez o Eugenio Suárez, -fundador y director del semanario de sucesos 'El Caso'", relata.

Fidalgo cita anécdotas y situaciones inolvidables, propias de otra época. "El bar se abarrotaba para seguir por la radio promociones de ascenso del Avilés a Segunda contra el Ilicitano -filial del Elche- o contra el Salamanca, en los años en los que el fútbol era a la hora del café o del vino", rescata. "También se seguía el Tour de Francia. Recuerdo una pizarra enorme, donde se manuscribían las clasificaciones", añade. "O la cafetera italiana, que por sus formas, parecía del barroco y que ponía café de la marca italiana de la que era representante en España, Pedro Escartín -exseleccionador de España en 1952, 1953 y 1961-", remata.

Ahora, todo eso se termina, como la ensaladilla rusa, buque insignia de la casa, en palabras de Germán "mejor que la del Kremlin en sus buenos tiempos", el bacalao a la vizcaína, "tan fresco que hablaba Euskera", o el solomillo de mantequilla, "por su ternura". Eso sí, Germán Blanco se va. Pero lo hace agradecido. "El pueblo de Avilés me ha dado mucho", sentencia.