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Gudín, la escuela de un aula entre fábricas

El centro, con 14 alumnos de 3 a 5 años, es un espacio alegre y dinámico en pleno cinturón industrial: "No paramos de hacer excursiones"

Los alumnos de Gudín cantan y bailan una canción en inglés mientras se proyecta el vídeo. Arriba, en el círculo, Enol Paredes. R. SOLÍS

La escuela de educación infantil Gudín es un centro único y singular en la comarca avilesina. Su carácter unitario la diferencia del resto de escuelas con alumnos de 3 a 5 años; es decir, sólo cuenta con un aula donde se encuentran agrupados los 14 niños matriculados y que residen en las inmediaciones: Gudín, Trasona, Favila, Marzaniella...

Situada en pleno cinturón industrial -frente a Fertiberia, a pocos metros de Arcelor y con la fachada principal mirando hacia varias torres de alta tensión-, las dependencias educativas de Gudín son pequeñas y antiguas, pero muy alegres, con las paredes llenas de dibujos, números, letras, carteles, libros, juguetes y todo tipo de elementos que facilitan el aprendizaje. Las limitaciones de espacio no impiden al único maestro y director, Alberto García García, afrontar una amplia programación que incluye numerosas actividades fuera, desde visitas a la biblioteca de Trasona, el teatro Palacio Valdés o la Casa de Cultura en Avilés, el hotel Los Balagares o Telepizza, hasta un recorrido por el museo del Ferrocarril de Gijón o el Centro de Formación del Consumo, en Lugones, entre otros destinos.

"Salimos mucho porque como somos pocos es fácil moverse; además, los niños aprenden con estas experiencias, ganan en vivencias", comenta Alberto García, que llegó a Gudín en 2012. Desde entonces y hasta el curso pasado estuvo solo al frente de la escuela. Actualmente, comparte tareas educativas con Virginia García Rodríguez, profesora de inglés, que además de impartir esta materia, elabora material de trabajo para el aula y atiende el patio; acude al centro de martes a viernes, de 10.30 a 13.30 horas. Un tercer docente acude los lunes al edificio del municipio corverano. Se trata de la profesora itinerante Begoña Cobreros, que un día a la semana da la clase de Religión a los pequeños que aprenden de forma conjunta porque los tres niveles -de 3, 4 y 5 años- están mezclados, explica el maestro y director de Gudín. "Con este modelo, los más pequeños avanzan más, tienen a los mayores como un referente y se sienten protegidos", aclara Alberto García.

La jornada en esta escuela de una sola aula comienza con la celebración de una asamblea en la que cada niño, micrófono de goma en mano, se dirige a sus compañeros y habla libremente. En este momento también se nombra al alumno encargado del día, igualmente llamado maquinista o helper (término en inglés que significa ayudante). A partir de entonces comienzan las rutinas diarias, que pasan por realizar ejercicios en el papel y sobre la pizarra, colorear, leer cuentos, jugar, tomar el aperitivo de media mañana, beber agua o salir al patio, un espacio de ocio que ha sido acondicionado por Fertiberia y donde se han instalado varios columpios.

Agradecido por esta donación, el maestro solicita ahora a la empresa de fertilizantes y productos químicos industriales una techumbre para el patio "ya que con lluvia los niños tienen que permanecer dentro", apunta el maestro, para seguidamente destacar la importancia que tiene el juego en el desarrollo de los pequeños alumnos. "Es la base del aprendizaje infantil", comenta Alberto García, uno de los pocos maestros que hay en Asturias en la primera etapa educativa, en el ciclo de 3 a 6 años. "Frente al 97% de mujeres, sólo el 3% somos hombres", añade. Esta diferencia no le ha supuesto nunca un problema, afirma; todo lo contrario, convive con los niños y las familias de forma muy cercana. "La relación es muy fluida, los padres colaboran en todas las actividades: excursiones, festivales, fiestas..", comenta rodeado de pequeños en un aula donde todos los rincones están aprovechados al máximo.

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