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Comerciantes y hosteleros de la plaza urgen una reforma para atraer actividad

Los profesionales con negocio en Hermanos Orbón plantean mejoras para hacer de la zona un centro neurálgico del ocio y el esparcimiento

La plaza Hermanos Orbón de Avilés. MARA VILLAMUZA

La plaza de los Hermanos Orbón, céntrica, cargada de historia y comunicada con cuatro calles, contradice lo que dice el manual urbanístico sobre este tipo de espacios: que debería de ser un polo de atracción de gente y actividad, un motor de desarrollo comercial y un referente del ocio ciudadano. Salvo los lunes, día de celebración del mercado semanal, la plaza de abastos languidece por falta de atenciones y huérfana de algún plan o idea que extraiga todo su potencial. Eso es lo que piensan la mayoría de los comerciantes, hosteleros, empresarios y profesionales liberales que han elegido ese sitio para montar sus negocios. Un colectivo que emplaza a la Corporación a tomar cartas en el asunto y, quizás con la reforma prevista del parque del centro neurálgico del ocio y el esparcimiento.

Gerardo Fernández García, gerente de la confitería Santa Mónica, lleva años dirigiendo instancias al Ayuntamiento en las que propone medidas que, a su juicio, supondrían un mejor aprovechamiento de la plaza. También alegó y presentó sugerencias durante la tramitación del plan especial del casco histórico. De momento, sin mayor éxito. Al menos tiene un diagnóstico claro de los males que afligen a la plaza: "Una de las calles perimetrales, La Muralla, es un páramo comercial, una cosa asombrosa al tratarse de un vial con ubicación privilegiada. La utilización como oficinas de los locales existentes en los edificios que bordean la plaza está afectada por una maraña administrativa que dificulta tanto la realización de obras como la apertura de actividades empresariales. Y salta a la vista que el mantenimiento y atención a la zona es muy mejorable: los pasadizos que conectan con las calles perimetrales meten miedo por la noche debido a su pobre iluminación, faltan papeleras, hay pocas luminarias y algunas están averiadas, abundan las baldosas rotas y no parece existir un criterio unificado en materia de rehabilitación de las galerías, que son una de las señas de identidad de la plaza".

Este comerciante concibe un futuro para Hermanos Orbón como centro neurálgico del ocio y el esparcimiento ciudadano, un espacio de corte comercial y hostelero en el que la plaza propiamente dicha -el contenedor central que alberga tiendas de productos frescos- haga las veces de locomotora y los edificios que cierran el conjunto se pueblen de oficinas y viviendas tipo apartamento que contribuirían a la rehabilitación de unos edificios que en algunos casos, amenazan ruina. "Es una cuestión de voluntad política. Se trata de dar facilidades urbanísticas a los proyectos de rehabilitación y a la concesión de licencias en vez de poner zancadillas", apunta.

La sociedad La Plaza, que explota el mercado central, asegura por boca de su gerente, Hugo Martínez, que tiene plena disposición a colaborar en cuantos proyectos redunden en una mejora del entorno pero que por experiencias pasadas "se echa de menos unidad" para que las ideas cristalicen.

Martínez destaca que la plaza "es una de las mejores zonas de ocio de Avilés, céntrica y cubierta; su potencial es indiscutible". Coincide, así mismo, en el diagnóstico de que está "envejecida y desaprovechada, con un 60 por ciento de los locales sin uso". Y precisamente por eso, ve con agrado cualquier iniciativa dirigida a recuperar la pujanza de Hermanos Orbón como lugar de encuentro de los avilesinos.

Respecto a los comentarios sobre el flaco favor que hace al ámbito de la plaza la presencia del edificio del mercado, o mejor dicho su fachada opaca, Hugo Martínez asegura que la voz cantante en materia de reformas la tiene Patrimonio y que "es difícil intervenir, y mucho más cambiar la fisonomía del edificio porque se trata de un bien con especial protección urbanística".

La empresaria María Luisa de Miguel, cuyo despacho tiene vistas a la plaza Hermanos Orbón, es otra de las vecinas de la plaza Hermanos Orbón que reivindica un plan integral que devuelva su antiguo esplendor. "Tiene condiciones para ser la plaza más señera de Avilés, pero años de abandono y el paulatino cierre de locales la han condenado al ostracismo. A poco que se apuesta por este espacio, sin duda que se convertiría en un referente avilesino del ocio, la cultura y el arte", asevera.

A iniciativa de LA NUEVA ESPAÑA, María Luisa de Miguel propuso a tres jóvenes avilesinos que acaban de volver a la ciudad haber tras haber acumulado experiencias laborales por el mundo que hicieran propuestas de aprovechamiento para la plaza. Fruto del "experimento", la diseñadora Elena Menéndez visualiza "un parque de invierno con una variada oferta de actividades culturales, la Noche Blanca centralizada en este espacio". Javier Redondo, arquitecto, equipara el impacto urbano que tendría la recuperación de la plaza con el "efecto Niemeyer" o, antes incluso, el foco de actividad surgido en torno al centro de empresas la Curtidora.

La periodista Irene Sierra hace memoria de sus años en Madrid para dejar constancia de que en aquella capital, como en tantas otras, "las plazas son lugares de ocio en horario vespertino", cuestión que echa de menos en un recinto como el de Hermanos Orbón. "Las posibilidades son numerosas: ferias del libro, la ordenación del mercado para potenciar los productos ecológicos tan en boga, actividades musicales de fin de semana...", añade la periodista.

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