"Ya sólo nos queda multar a las personas que desobedezcan la prohibición de entrar al dique de San Juan, especialmente en días de temporales; se trata de una medida extrema a la que no queríamos llegar, pero que valoramos aplicar a la vista de que no bastó con reforzar las medidas de seguridad: una doble cadena cerrando el paso, nuevas señales advirtiendo de los peligros y más presencia de la policía portuaria".

Esta es la advertencia del presidente de la Autoridad Portuaria de Avilés, Santiago Rodríguez Vega, que redunda en las declaraciones que hizo en este periódico a comienzos de abril dando cuenta de su creciente preocupación por la negligencia de la gente que desafía el peligro en un lugar de la costa que en lo que va de año se ha cobrado dos vidas, la de la atleta Élida Fernández el pasado mes de enero y la del jubilado de Cristalería José Ramón Pérez Saiz este martes.

Las multas que los agentes de la Policía Portuaria de Avilés pueden imponer a quienes desobedezcan la prohibición de entrar en el dique de San Juan son de 300 euros, según establece el reglamento regulador de usos de los espacios portuarios. En lo que va de año, los policías portuarios no han puesto ninguna sanción de este tipo, pero sí que han realizado varias identificaciones de personas temerarias que se adentraron en la zona en circunstancias de peligro obvio. En el transcurso de alguna de esas identificaciones, según fuentes portuarias, las personas advertidas de su incorrecto comportamiento llegaron a increpar a los agentes y protagonizaron escenas tensas.,

Es por todo esto, y por la existencia de una serie de prohibiciones debidamente señalizadas, que Santiago Rodríguez Vega hace un llamamiento al "sentido común" y recuerda, para simplificar, que "en el dique de San Juan está prohibido todo: caminar, porque no es un paseo marítimo; pescar e incluso estar, porque tampoco es una zona de ocio". El presidente portuario recalca que el dique "es un muro de contención de arenas al servicio del puerto, una construcción expuesta a la acción del mar y en la que abundan los peligros... Mejor no arriesgar". La llegada del verano, y con él una mayor presencia de personas en la zona, colindante con la concurrida playa de San Juan, obligará a repetir esa consigna muchas veces.