El gran nudo gordiano que permitirá, a partir del próximo año, conectar uno de los grandes polígonos de la región, el del PEPA, es, ahora, un ir y venir de camiones, grúas y trabajadores que conocen al dedillo un terreno complicado, en el que tienen que convivir con el tráfico intenso de la antigua AI-81. Siete grandes estructuras -la mayor, de 298 metros de longitud- componen el entramado que posibilitará que los camiones de las empresas puedan salir directamente hacia Oviedo y Gijón -y de ahí a la autovía del Cantábrico-, hacia la variante de Avilés o hacia la ciudad.

El pasado septiembre se reanudaron los trabajos tras dejar atrás años de conflicto entre el Principado y el Ministerio de Fomento para hacer el "pinchazo" entre la autopista y la carretera de conexión con el Parque Empresarial Principado de Asturias tras dejar atrás años de conflicto entre el Principado y el Ministerio de Fomento para hacer el "pinchazo" entre la autopista y la carretera de conexión con el Parque Empresarial Principado de Asturias y desde entonces el ritmo no ha bajado. Por ello, desde la Consejería de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente se mantiene la previsión de que ese engranaje que permitirá dar salida al tráfico de las empresas esté listo en el primer trimestre del año que viene.

"Por el momento, todo va bien y según la agenda de la obra. El problema administrativo ya está resuelto y la complejidad técnica, también", asegura Flavio Valperga, jefe del servicio de Construcción de Carretera de la Dirección General de Infraestructuras.

En estos momentos hay once tajos abiertos -zonas de obra donde hay equipos de trabajo-: cuatro de ejecución de estructuras, otros cuatro de movimientos de tierra y tres de perfeccionamiento del drenaje para sacar el agua tanto de la autovía como de la nueva carretera. En total en torno a medio centenar de trabajadores de diferentes sectores de la construcción. Las obras de construcción de los enlaces del PEPA tienen un presupuesto de 26,6 millones de euros, cofinanciados por los fondos europeos.

La parte mas espectacular, y visible, de los nuevos accesos al PEPA son las estructuras que sustentarán en el aire el futuro vial. Están realizadas en hormigón y acero corten, elegido porque su propio óxido lo protege de las inclemencias del tiempo. "Esas estructuras estarán terminadas antes de final de año", asegura Flavio Valperga. Una vez colocados los tableros metálicos hay que empezar con los firmes, "la parte más comprometida de la estructura, porque lleva conglomerado y zahorra". La idea es que el asfaltado comience tras el verano. Para levantar las estructuras, las empresas que realizan las obras y el Principado optan por hacerlo durante la noche "para evitar interferencias en el tráfico". Por el momento, no ha habido incidencias notables.

Los trabajadores también están afanados en el movimiento de tierras para, luego, ejecutar los viales. Según explicó el jefe del Servicio de Construcción de Carretera de la Dirección General de Infraestructuras, se están utilizando "materiales competentes". "Si se utilizaran materiales más plásticos no permitiría trabajar por las lluvias. Por ello, se utilizan materiales de mejor calidad, que permiten drenar mejor, como zahorras y escorias de alto horno", apuntó. En ese sentido, una zona complicada es la construcción de la escollera para poder hacer el rizo diseñado para permitir todas las conexiones; en medio de esa especie de rotonda está la fosa común de La Pinera.

"Tuvimos que hacer un tratamiento especial del talud porque en esa zona -Llaranes Viejo- baja mucha agua y se podrían producir argayos. Se han hecho varios drenantes para favorecer la canalización del agua y evitar descomprensiones", apuntó Andrés Gordo, funcionario de la Consejería de Infraestructura y que está a pie de obra desde que comenzó, hace ya muchos años. Tanto se conoce la obra, que se sabe de memoria los metros de cada estructura, los materiales que se están utilizando en cada tajo, los recovecos no solo de la zona de obra, sino de su entorno.