Por segunda vez en seis meses, las grandes industrias asturianas con gran consumo de luz (Alcoa, Azsa y Arcelor) se someten al estrés de tener que concurrir a la subasta eléctrica donde se reparte el fondo económico asignado en España a la llamada interrumpibilidad (la disposición de las empresas a "parar maquinas" para liberar electricidad en caso de ser requeridas por necesidades del sistema (como una avería o un pico de demanda eléctrica).

Red Eléctrica ha comunicado que subastará 2.600 megawatios/hora (los mismos que en diciembre de 2017 para el periodo comprendido entre el 1 de enero y el 31 de mayo). Esta vez, el horizonte temporal de la subasta es de 1 de junio a 31 de diciembre. La novedad es la forma de "empaquetar" esa energía ofertada: habrá 320 bloques de 5 megawatios/hora y 25 de 40 megawatios/hora. La anterior subasta puso en liza 376 bloques "pequeños" y 8 de 90 megawatios/hora.

La novedad es que desaparecen los bloques de 90 megawatios/hora y entran en escena los de 40. ¿Esto es bueno para la industria asturiana? Los expertos son incapaces de responder a esa pregunta. A priori es bueno que haya más energía ofertada e los llamados "bloques grandes", pero la disminución de su tamaño a 40 megawatios/hora hace temer que muchas más empresas opten a ellos, lo que podría endurecer la lucha por conseguirlos. En medios sindicales de Alcoa contienen la respiración: "Es la subasta que más incertidumbre nos genera de todas las celebradas".