"No estoy loco. Es solo que mi realidad es muy diferente a la tuya" o "¡No me des pastillas! ¡Dame comprensión y empatía!" fueron algunos de los mensajes que se podían leer en los carteles que un grupo de "locos" -según su propia terminología- plantó ayer en el parque del Muelle. Decenas de personas "con diversidad mental y que padecen experiencias de sufrimiento psicosocial" se reunieron ayer en Avilés para celebrar en un tono lúdico y festivo el Día del orgullo loco, un movimiento que nació en 1993 en Canadá y que llegó a Asturias en 2010 de la mano de la asociación "Hierbabuena". Demandan visibilidad y una mayor participación en la sociedad. Y es que uno de los efectos de ser enfermos mentales es "el aislamiento" por parte de los otros. "Lo denominamos cuerdismo, que son todas aquellas actitudes que estereotipan, prejuzgan y discriminan a las personas diagnosticadas por la psiquiatría o tachadas como locas", explicó ayer Tomás Corominas.

El objetivo es que a través de esa visibilización y esa participación, las personas con diversidad mental reivindiquen sus derechos "que ahora se están vulnerando en todos los ámbitos, empezando por el Servicio de Salud". "El problema sanitario es la falta de financiación y que ésta acaba en manos de las empresas farmacéuticas. Y nosotros, lo que queremos es un trabajo en comunidad", criticó.

Los "locos" también quieren ser protagonistas de su propia enfermedad: "Siempre hablan por nosotros nuestros familiares o los profesionales, pero las experiencias son nuestras".