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La llegada de carga extra de trabajo pone en aprietos la fábrica de vidrio de Avilés

La empresa advierte al comité del peligro que entraña "renunciar a los incrementos de actividad" y los sindicatos hablan de "desorganización"

Una de las zonas automatizadas de la fábrica de parabrisas de La Maruca. RICARDO SOLÍS

La fábrica de vidrio de La Maruca, propiedad de la multinacional francesa Saint-Gobain, parece digerir mal lo que cualquiera otra firmaría con los ojos cerrados: la entrada de pedidos imprevistos, más carga de trabajo para las instalaciones. A diferencia de lo que cabría esperar, la orden recibida "desde arriba" de producir a corto plazo 21.000 unidades de parabrisas adicionales a los ya incluidos en la programación ordinaria no ha generado satisfacción sino un clima de enfrentamiento entre la dirección de la planta y el comité de empresa de consecuencias imprevisibles.

Según la versión de la empresa, plasmada en un comunicado difundido en la fábrica, el pasado 22 de mayo se anunció al comité la necesidad de cambiar el calendario de fábrica al objeto de ganar en lo que queda de año toda la actividad posible. El 25 de mayo se celebró una reunión para negociar los términos en que se realizaría ese "esfuerzo". Siempre según la dirección de Saint-Gobain, "el encargo de 21.000 piezas adicionales equivale a cinco días de actividad" y viene a ser la "solución" para mejorar los resultados de la fábrica "en un año que está siendo muy complicado".

La proposición trasladada a los representantes sindicales de la plantilla consistió en rehacer el calendario laboral pasando a convertir en hábiles los días 3 y 4 de junio, el 30 de julio, el 18, 19 y 20 de octubre y el 21, 22 y 23 de diciembre, además de alargar el quinto turno desde el 16 de octubre al 30 de noviembre. La empresa ofreció la posibilidad de pagar 50 euros por persona como compensación frente a los 250 que pidieron los sindicatos, amparados en el hecho de que Saint-Gobain incumplió el preaviso de diez días que contempla el acuerdo de flexibilidad laboral vigente en la vidriera de La Maruca.

Desde la dirección de la compañía se apeló al hecho de que "la situación de resultados no es buena" y a que el cambio de calendario "tiene beneficios al alargar el periodo de vigencia del quinto turno". Además, los directivos lanzaron una advertencia: "Renunciar sistemáticamente (es la segunda vez en un año) a incrementos de actividad o condicionarlos a negociaciones con costes que no podemos asumir limita el futuro de la fábrica a corto y medio plazo incrementando el riesgo de que Sekurit Internacional decida desviar producción a otros centros".

Las reacciones sindicales no se hicieron esperar. La UGT tilda de "provocador" el tono del comunicado de la empresa y recuerda que el calendario de trabajo lo impuso la propia Saint-Gobain con especial rechazo de los ugetistas, quienes advirtieron de que era "inviable" para el departamento de Sekurit (el que fabrica los parabrisas). Así mismo, la central mayoritaria achaca los malos resultados a "la falta de mantenimiento de las líneas y la nefasta planificación -demostrada en la comunicación fuera de plaza del deseo de modificar el calendario-, cuestiones que no pueden ser achacables a los trabajadores". Para la UGT la única forma de mantener la actividad por encima de 288 días al año es "generando un quinto equipo"; es decir, aumentado el personal.

El sindicato CC OO recrimina a la empresa la tardanza en proponer la modificación del calendario laboral "pese a que desde hace semanas, meses incluso, se oyen rumores sobre ese asunto". Para CC OO, "el problema es que los directivos de Saint-Gobain tienen que cambiar de mentalidad" pues con la actual son impermeables "a las evidencias que aconsejan tomar determinadas decisiones".

Otro "mal endémico" que sufre la línea avilesina de parabrisas del gigante Saint-Gobain, al menos a ojos de CC OO, es "la más que cuestionable organización del trabajo, un problema que tiene riesgos en cuanto a la calidad de los productos y que lleva a detectar fallos cuando las campañas de producción ya han acabado".

La recién constituida sección de la Corriente Sindical d'Izquierda (CSI) condena la "trivialización" de las condiciones de los trabajadores de Saint-Gobain, rechaza que la "incompetencia" de los encargados de organizar el trabajo "obligue a la plantilla a tener que soportar la incertidumbre de no saber qué calendario habrá durante el verano" y lamenta que la empresa "juegue con las cartas del miedo sacando a relucir los fantasmas de los vaivenes del mercado, algo curioso tratándose de una multinacional que posee posición dominante en los mismos y fue sancionada dos veces por abusar de esa condición".

La CSI dice tenerlo claro: "Falta personal, llevamos diez años de recorte de plantillas, de unificar y de flexibilizar los puestos laborales, de planes de competitividad que solo contemplan reducciones de mano de obra y no garantizan ninguna inversión". La central manda un último "recado": "Los trabajadores a turnos también necesitan flexibilidad personal para compatibilizar su vida con el trabajo. La flexibilidad que pide la empresa no puede ser nuestra esclavitud".

Las negociaciones para ver cómo se hace frente al extra de trabajo que desencadenó esta crisis han quedado rotas por voluntad de la empresa, que "valorará" retomarlas en julio.

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