Al mal tiempo, buena cara. Este refrán lo cumplieron ayer a rajatabla los romeros que desde bien temprano decidieron subir a la sierra de Pulide para disfrutar de la Jira pese a la constante lluvia. Aunque durante la mañana el público fue menor al de años atrás, la fiesta se animó a lo largo de la tarde y los "folixeros" aprovecharon cada claro de sol para disfrutar de un buen plato de costillas y echar un baile al son de la orquesta "Tekila".

La sierra castrillonense congregó de buena mañana a pequeños grupos de personas que acudieron hasta el alto a pie (los que menos), en caballo o coche para participar en una fiesta declarada de interés turístico rural y que cumple treinta y cinco años. Casi todos llevaban lo indispensable para disfrutar de una jornada de domingo al aire libre, incluido el paraguas.

"La misa de campaña se celebró a la una de la tarde como estaba previsto, no se modificó para nada el programa", defendió, satisfecho, Gabino Suárez, miembro de la comisión de fiestas de Pulide. Luego hubo actuaciones de agrupaciones tradicionales como el grupo de gaitas "Urriello", el grupo de baile de Corvera, "Maura Xeva" de Miranda o el "Espolín" de Pillarno. A media tarde la lluvia dio una breve tregua a los romeros con ganas de fiesta.

Los parrilleros tuvieron trabajo durante toda la jornada. "Unos vienen a comer aquí y otros compran las costillas y los chorizos y se lo llevan para casa", precisó Suárez. Lo que no se llenó ni de lejos en comparación con otros años con mejor tiempo fue el área recreativa, donde habitualmente acampan los peregrinos de Pulide. La jira a la sierra de Pulide llegó a su fin a eso de las once de la noche tras la entrega de los toreos a las carrozas, los caballos y los participantes en los juegos.

La "folixa" en la sierra castrillonense cuenta -independientemente de que haga sol, lluvia o frío- con fieles que verano tras verano inauguran las romerías de prao a 433 metros de altitud. Aunque para disfrutar tengan que pintar el sol.