"Queremos llamar la atención de la gente para dar visibilidad a una enfermedad cruel, dignificarla, evidenciar que los cuidados paliativos son muy caros y que al ser minoritaria no es rentable para el sistema sanitario, además de impulsar la colaboración de asociaciones e instituciones", señalaba ayer Iñaki Elorriaga, afectado por Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y alma máter de la iniciativa "Tras la ELA en vela", una travesía marítima en velero que recaló en Avilés.

Además de Elorriaga, en el viaje que comenzó el 26 de mayo en Bilbao para alcanzar el Cabo Finisterre tres días después tras 80 horas y 370 millas de navegación, participan Unai Basurko, regatista profesional, y Jon Aurteneche. Ambos destacan el desafío de esta aventura exigente con Elorriaga que afronta con una fortaleza asombrosa y grandes dosis de humor. "No descansa, nos lleva a 120", comenta Aurteneche, para resaltar la capacidad educadora del barco. "Hay una solidaridad interna, somos un equipo con normas establecidas y una rutina", dice. "Es una sociedad en pequeño donde hay que cuidar al compañero", añade Barurko.

De regreso a casa, los navegantes van haciendo escalas en Muros, La Coruña, Avilés, Santander, Bilbao y, finalmente, San Sebastián donde los tripulantes llevan a cabo acciones de difusión del proyecto, como charlas y encuentros con enfermos. Ayer, en Avilés, el centro de Servicios Universitarios acogió la proyección de un documental grabado durante la navegación y una charla en la que Iñaki Elorriaga habló de la enfermedad que califica de "caprichosa". "Tengo la suerte de que no me ha tocado de lleno, aunque sobrellevarla exige de un trabajo muy cerebral; en mi caso me enriquezco dando", concluyó un hombre que dice navegar en este viaje con todos los enfermos de ELA.