Myriam MANCISIDOR
Un niño obeso no es sinónimo de lozanía. En esto llevan tiempo insistiendo los profesionales de Atención Primaria, conscientes de que este problema tiene importantes consecuencias sociales, económicas y sanitarias, y debe abordarse desde que aparecen las primeras señales, sea a la edad que sea. Gracias al empeño de los profesionales del área sanitaria (pediatras y personal de Enfermería, particularmente), que han desarrollado varias campañas de concienciación, la mayoría de los avilesinos menores de 15 años han perdido peso y están ahora dentro de los límites saludables.
En el lado opuesto se mantienen localidades que ya habían cruzado la "línea roja" de la obesidad infantil como, por ejemplo, Trevías (Valdés), donde en el último año han aumentado los casos de obesidad mórbida. Los niños menores de cuatro años más sanos nutricionalmente hablando -incluso por encima de Avilés- viven en Infiesto. Estos datos se desprenden de un estudio desarrollado por la Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria que firman seis profesionales, entre ellos, Ignacio Pérez Candás, presidenta del colectivo y pediatra en el centro de salud de Sabugo.
Los investigadores analizaron 112.546 historias clínicas informatizadas de menores de 15 años correspondientes a los últimos cinco años. ¿Conclusión? "La evolución 2012/2017 no muestra diferencias significativas globales, pero hay mucha irregularidad con mejoras en varias áreas y empeoramiento en otras, con un aumento de la obesidad mórbida preocupante", explican los pediatras. Los profesionales de la sanidad pública solicitan estrategias para paliar la pandemia que es la obesidad en algunas áreas de Asturias, especialmente en las "alas".
La mejora concreta del área sanitaria avilesina responde al empeño de los profesionales y la respuesta de los padres. "La mejora en Avilés nos llena de satisfacción a los que trabajamos aquí por lo que hayamos podido contribuir", precisa Pérez Candás. En el área sanitaria avilesina presentan tasas de obesidad menores a las registradas en 2012 los centros de salud del Quirinal, La Magdalena, Villalegre, Pravia, Luanco (Gozón) y Llano Ponte, mientras que los de Cudillero y Castrillón siguen por encima del estadio nutricional idóneo.
Para valorar la obesidad en la infancia existen diversos métodos, pero habitualmente se relacionan edad, sexo, peso y talla con el Indice de Masa Corporal, y se establece una comparación con tablas de percentiles específicas. La obesidad a su vez es una enfermedad multifactorial, no hay una sola causa, suele iniciarse en la infancia y la adolescencia. Contribuyen los factores genéticos, pero los hábitos alimentarios, familiares y el estilo de vida son las causas más importantes, por lo que una alimentación desequilibrada y una vida sedentaria son su caldo de cultivo.
En el niño obeso están descritas las mismas comorbilidades que en el adulto, entre ellas la diabetes tipo 2 o apneas del sueño, pero las que más impactan en la infancia son las que inciden sobre el desarrollo psicomotor y afectivo, según los especialistas. La obesidad influye negativamente sobre la movilidad y, a ello, se suma la disminución de la resistencia cardiovascular o el empeoramiento de las afecciones respiratorias y se asocia a problemas de autoestima, depresión y trastornos de conducta.
De ahí que los pediatras asturianos no cejen en su empeño para que los niños asturianos estén saludables, que es mucho más que "flacos".
