Sanz: "Las procesiones no son desfiles para lucimiento, la vida cofrade es más que cinco días"

La pregonera de la Semana Santa avilesina insta a "cuidar de nuestras cofradías y a hablar alto y claro sobre por qué hacemos esto"

Sobre estas líneas, la pregonera, Pepa Sanz; debajo, representantes de las hermandades avilesinas en la misa en San Nicolás de Bari, y en la imagen  inferior, en primer término, el presidente de la Cofradía del Bollo, Benjamín Lebrato, y, a su derecha, Pilar Rodríguez, durante el pregón. | Mara Villamuza

Sobre estas líneas, la pregonera, Pepa Sanz; debajo, representantes de las hermandades avilesinas en la misa en San Nicolás de Bari, y en la imagen inferior, en primer término, el presidente de la Cofradía del Bollo, Benjamín Lebrato, y, a su derecha, Pilar Rodríguez, durante el pregón. | Mara Villamuza / C. Jiménez

C. Jiménez

La Semana Santa avilesina goza de buena salud. Lo certificó ayer su pregonera, Pepa Sanz, cronista oficial de la villa, catedrática jubilada de Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad de Oviedo, que echó la vista a atrás para rememorar sus primeras vivencias como hija de cofrade primero, como feligresa y, en los últimos años, como una más de los integrantes de la Cofradía de la Soledad y de la Santa Vera Cruz.

"Mi obligación como pregonera es deciros a todos: vividla cada uno desde vuestra propia conciencia. Sabéis que en nuestro querido Avilés, la cerramos celebrando por todo lo alto la Pascua de Resurrección; nos rebosa la alegría", proclamó. Acto seguido aprovechó para instar a todos los presentes, tanto a los cofrades como a los no cofrades, a no perder de vista lo que es "de verdad" la Semana Santa. "Las procesiones no son desfiles para el lucimiento de unas imágenes, de unos ropajes, de unas músicas. Si desde dentro no sabemos mostrar que su función es la de despertar la memoria sobre lo que ocurrió aquellos fatídicos días, convertiremos la Semana Santa en un desfile de carrozas", advirtió la pregonera, que es la cuarta mujer en asumir este cometido tras María Acacia de Terán, María José Artime y Pilar Rodríguez.

Sanz: "Las procesiones no son desfiles para lucimiento, la vida cofrade es más que cinco días"

Sanz: "Las procesiones no son desfiles para lucimiento, la vida cofrade es más que cinco días" / C. Jiménez

Sanz ha destacado en su faceta profesional por su empeño en la recuperación de los itinerarios Xacobeos asturianos. "Es esencialmente peregrina ‘de a pie’", señaló el presidente de la Junta de Hermandades de la Semana Santa avilesina, Carlos Fernández Mora. De la religiosidad y el atractivo turístico que conjugan los actos de la Semana Santa también habló la pregonera.

Pepa Sanz, considera "legítimo que queramos que sea conocida y reconocida al mayor nivel posible, pero no perdamos el norte del objetivo principal: cuidemos nuestras cofradías, hablemos alto y claro a todo aquel que nos pregunte sobre por qué hacemos esto". Y llamó a todos los presentes ayer en San Nicolás de Bari a demostrar "que nuestra vida cofrade es mucho más que cinco días. De esta forma lograremos para Avilés y para todos nosotros seguir manteniendo viva esta Semana más allá de que sea en el lenguaje popular una semana de vacaciones, que sea de verdad una Semana Santa", expuso.

Recordó Sanz sus vivencias, hasta los 14 años, antes de trasladarse a Sevilla, de unas procesiones que en Avilés, en los años 50, se convertían en días "de oscuridad, aunque hiciera un sol brillante". En familia, explicó, era habitual el ritual de salir hacia San Cristóbal en busca de laurel para el día de Ramos que su padre escogía con mimo. "Y estrenábamos ropa, porque el que nos estrena el domingo de Ramos, no tiene manos", señaló acudiendo al refranero popular.

Sanz: "Las procesiones no son desfiles para lucimiento, la vida cofrade es más que cinco días"

Sanz: "Las procesiones no son desfiles para lucimiento, la vida cofrade es más que cinco días" / C. Jiménez

Las primeras procesiones que Sanz recuerda del lunes y martes santos obligaban al recogimiento. "En la radio emitían el ‘parte’ y música sacra y si hacía buen tiempo bajábamos al parque del Muelle, sin gritar demasiado". Para ella, las cofradías avilesinas tenían nombres de amigos de sus padres que pertenecían a ellas: "San Pedro era Clemente el Gorrión, era Colás Arenas, era Aníbal López, los nietos de Lalo, el panadero...".

Sus progenitores formaron parte también del grupo que inició al término de la procesión del Viernes Santo cantaban en la plaza de la Merced a la Virgen de la Soledad una salve popular. En su casa "se preparaba con todo cuidado la túnica y el capirote que iba a vestir mi padre en la procesión, y los manguitos y los guantes negros de piel, porque si no los llevabas, el maestro de ceremonias, Justo Ureña, te impedía salir", detalló.

El traslado de la familia a Sevilla le sirvió para conocer otra Semana Santa donde, tras la riqueza de la imaginería, el lujo de los pasos y los kilos de incienso, halló lo mismo que en Avilés: devoción. Eso sí, "las procesiones allí son imponentes", relató.

Cuando regresó a Asturias, dos décadas después, no tardó en ponerse al día, en conocer que la Semana Santa de Avilés había estado a punto de desaparecer, que se había decretado la disolución de la Cofradía de la Soledad. "Herminio me comentó, con su sorna acostumbrada, que la gente había cansado de ir a la playa en Semana Santa y que volvían a estar en Avilés". Entonces solicitó volver su cofradía de siempre, la de la Soledad, en la que lleva 17 años y a la que ayer representó con orgullo.

"La Semana Santa de Avilés sigue manteniendo su primitiva esencia", concluyó antes de certificar que todas las cofradías han ganado hermanos y penitentes, las mujeres van ganando espacios y la devoción popular sigue viva. "Su auge es fácilmente reconocible de año en año", certificó la pregonera.

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