A últimos de enero podrán darse por concluidas las obras de la autovía entre Trubia y la variante de Grao, que enlazará con el tramo siguiente hasta Doriga. Así pues, estamos hablando de casi cuatro años de tiempo invertido en esta infraestructura entre Trubia y la villa moscona. Por mucho que se quiera dulcificar el asunto, el ritmo vino siendo de una lentitud difícilmente justificable, que, a su vez, hace que se tengan serias reservas acerca de lo que se viene anunciando, es decir, que en 2009 estará terminada la autovía hasta la Espina.

En todo caso, es un hecho que Grao puede considerarse situado en la periferia de Oviedo. Lo mismo sucederá con Cornellana y Salas, así como con la parte baja del concejo de Belmonte de Miranda y también con Candamo. Ante ello no podemos no preguntarnos hasta qué punto son los políticos conscientes de esta realidad y en qué medida piensan afrontarla.

Si empezamos por Grao, uno se viene preguntando cómo es que no cuenta esta villa, dado su comercio tradicional y sus dos mercados semanales, con un aparcamiento amplio y en condiciones, pensando que cualquier domingo por la mañana puede venir mucha gente de Oviedo, considerablemente más de la que acude actualmente, y que tales visitantes demandarán un aparcamiento cuyos accesos sean cómodos, máxime si se cae en la cuenta de que pueden portar bolsas de compra. ¿Se piensa en esto o se considera que lo que hay actualmente cubre las expectativas y las demandas? Sospecho que esta segunda opción sería tremendamente errónea.

Por otro lado, también habría que preguntarse qué proyectos tienen en mente las autoridades políticas, más allá de suspirar por un aumento espectacular de la población, expectativa que plantea sus incógnitas. En todo caso, no estaría de más que se pensase también que la villa moscona y sus alrededores no sólo ofrecen el atractivo de ser localidades cómodas para vivir, sino que también son y deben ser lugares por descubrir para muchos asturianos que necesiten oxigenarse del ritmo trepidante de la llamada ciudad astur. Es menester que la Asturias más poblada y transitada sepa que a poco más de diez minutos de Oviedo existen emplazamientos donde aún se puede escuchar el silencio, donde los ríos no llegan a estar tan contaminados como el Nora, donde los paisajes todavía no se encuentran desvirtuados.

También es necesario que se repare en que todos estos atractivos y activos dejarán de serlo si se invaden con parques eólicos y sus montañas se destripan con un número cada vez más creciente de canteras. Alguien dirá que todo ello es progreso y puestos de trabajo. Me permito objetar si piensan en la precariedad de esas explotaciones y si se preguntan por los costes resultantes en todos esos paisajes después de las batallas de los que se acogen a subvenciones, toman el dinero y corren.

Sea como sea, lo menos que se puede pedir a los responsables políticos es que sean conscientes de que la realidad de estos concejos cambiará significativamente. Tras ello, el debate. ¿Estamos en ésas?

Puede que, por fin, se termine una maldad que algunos políticos del occidente astur dicen en privado: que muchos dirigentes políticos desconocen la Asturias que empieza al oeste del alto de Buenavista. ¿Será verdad?