La sede madrileña del Partido Popular, Génova, conquista el mundo a través de las redes sociales. La holgada victoria de los líderes populares se celebró en la calle con música latina y aplausos y en las redes consiguió trepar y aguantar entre los temas más comentados a nivel mundial. Un privilegio compartido con la etiqueta #elecciones20n y el actor Toni Cantó, que sorprendió a los españoles con su diputado obtenido para UPyD en Valencia.
Antes de la resaca electoral los tuiteros incluso tuvieron tiempo para calcular de dónde procedía el aumento de diputados del Partido Popular: “sólo gana 200.000 votos en toda España, no es el PP el que ha ganado las elecciones, es el PSOE quién las ha perdido”. Una reflexión matemática, un castigo y una merecida enhorabuena entre líneas para los populares que mantienen legislatura tras legislatura un electorado fiel, no consiguen más votantes, pero nunca pierden los propios, un as en la manga que les asegura siempre una victoria ante las estrepitosas caídas de cualquier oposición.
Y si el éxito popular no ha sido una sorpresa ni en las redes ni fuera de ella, sí lo ha sido el incremento de diputados obtenido por los partidos minoritarios. Amaiur, Izquierda Unida, UPyD, CIU, PNV e incluso el diputado obtenido por Equo y el Foro de Asturias se convierten en el foco de las charlas entre los internautas, pero no tanto por méritos propios sino por los deméritos de una ley electoral que sigue sin convencer.
“Fijaos qué injusticia: UPyD va a sacar más votos que Amaiur y PNV juntos y va a tener la tercera parte de escaños”, esta afirmación procedente del periodista y director del periódico El Mundo, Pedro J. Ramírez, fue el tweet más compartido de la noche electoral, una afirmación que se repetía versionada en todas sus formas posibles, un sentimiento que queda también en las filas de Equo o Izquierda Unida que, a pesar de sus éxitos correspondientes, ven cómo partidos regionales con un menor porcentaje de votos obtienen mucha más representación en el Congreso.
España amanece este lunes con un parlamento con colores nuevos, pero cercados por una marea azul que reza para que el mercado, la Bolsa y la prima de riesgo se despierten hoy con la calma que quiere transmitir el océano popular. Siempre queda la incógnita de si el recién estrenado barco llegará a buen puerto o navegará cuatro años a la deriva.