Lunes 16 de octubre en Aciana, Salas. Son las diez de la mañana y no amanece. Huele a humo, cae ceniza y pican los ojos ¿Habremos llegado al límite? Empezaba la semana viendo como un grupo de turistas perseguía y acosaba a un oso en el alto Sil leonés. Continúo con un agricultor murciano sugiriendo trasvases de agua desde las cuencas hidrográficas del norte a las mediterráneas -ya agotadas- para poder regar sus huertas, y termina con un apocalipsis incendiario en el noroeste ibérico. A quien propuso una racionalización del turismo se le descalificó como “turismofóbico”; a quien advirtió que el liberalismo económico salvaje aplicado a políticas medioambientales y agrícolas iba a pasar factura, catastrofista; al que propone medidas de conservación, “ecolojeta”. ¿Cómo de grande tendrá que ser la bandera que tape todo este horror y este desastre?