Es la madre de las artes y herencia de nuestros primitivos antecesores como ceremonia que convocaba o ahuyentaba las fuerzas de la naturaleza. Esa expresión del alma, mediante los movimientos, que evoluciona y sigue formando parte de nosotros.
Las pinturas rupestres muestran dibujos de figuras danzantes… En la India, el Creador es un bailarín. Hay testimonios sobre el mundo de la danza en las civilizaciones egipcia, griega y romana.
En la Edad Media, la Iglesia cristiana la rechaza por sus componentes lascivos. Pero también se incorpora con otras intenciones y es parte de los ritos religiosos. La llegada del Renacimiento trajo una nueva visión, y las cortes de Italia y Francia la convirtieron en el centro de nuevos desarrollos.
Fue objeto de estudio. Y en el XIX comenzó la era del ballet romántico. Las danzas de origen africano y caribeño crean nuevas formas en Europa y América… En el siglo XX, en Rusia, surge un renacimiento del ballet.
Las danzas modernas reaccionan con otros estilos más libres de bailar y expresarse. Al margen de los bailes folclóricos y populares, la danza contemporánea sigue conviviendo junto a las reglas establecidas por el ballet clásico.
Anualmente, desde 1982, el 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Danza con actividades y un mensaje escrito por alguna personalidad dancística. Unir todas las danzas y mostrar su universalidad son los objetivos en un entorno de dificultades.
El de 2017 se le encargó a la veterana Trisha Brown antes de fallecer. Sin haber podido redactarlo, sus escritos y declaraciones ponen la letra al mensaje que homenajea, al mismo tiempo, a la artista estadounidense.
En síntesis, "un ejercicio espiritual que toma una forma física… La danza proyecta y amplia el lenguaje universal de la comunicación. Es la posibilidad de crear”. Y se termina diciendo que “el espectador puede llevarse a casa el impulso creativo y aplicarlo a su vida diaria”.
Así es. La vida es danza.
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