"Es tan buena que no parece una pelÃcula española". Esa afirmación tan temida y denostada por todos aquellos responsables del cine patrio es un arma de doble filo. Por un lado, nace como demostración de orgullo, como reivindicación de que en nuestro paÃs se pueden realizar trabajos a la altura del de otros paÃses, principalmente el estadounidense, por referente, pero también esconde un nivel de presión alto, una excusa perfecta para reiterar la ‘insalvable’ distancia que existe a nivel cualitativo entre nuestra cinematografÃa y la de los demás, algo que muchos aprovechan para denostar gran parte del cine que se hace en este paÃs. Salvo honrosas excepciones, la mayorÃa de ellas firmadas por nuestros cineastas más reconocidos, Almodóvar y Amenábar principalmente, son pocas las pelÃculas que se salvan de las crÃticas o, lo que es más preocupante, son capaces de esquivar la indiferencia del público. ‘Eva', debut del director barcelonés Kike MaÃllo, convenció a ambos sectores tras su paso por los festivales de Venecia y Sitges, lo que aumentó las expectativas algo que, en esta ocasión, juega en contra de esta historia de amor, secretos y robots.
Ambientada en un 2041 que, excepto algunos detalles tecnológicos, poco se diferencia de nuestro dÃa a dÃa, MaÃllo presenta un triángulo amoroso, con niña encantadora de por medio, que cae en exceso en el tópico y cuya, pretendida o no, frialdad anula cualquier atisbo de emoción, la cual, por cierto, se busca con insistencia, en especial en un tramo final donde se suceden las grandes ‘revelaciones’ que esconde un guión irregular y previsible. Aquà es donde encontramos el factor que hiere de muerte a ‘Eva', la ausencia de factor sorpresa, lo mal que se esconde el secreto que da sentido a la pelÃcula y que cualquier espectador con un poco de atención en los detalles podrá descubrir sin demasiada dificultad. De este modo, y aunque el precioso epÃlogo intente repararlo, el desenlace carece del impacto necesario como para justificar el misterio creado.
La influencia de pelÃculas como ‘El hombre bicentenario’, ‘Blade Runner’ o, la más evidente, ‘Inteligencia Artificial’, ‘Eva’ está, sin embargo, contada con una elegancia y buen gusto ejemplar, sin caer en torpes efectismos visuales, logros que sitúan a Kike MaÃllo como un director a tener en cuenta, valiente en la forma, aunque algo torpe en el manejo del contenido. Apoyado por un gran trabajo interpretativo de Marta Atura y, especialmente, de la encantadora Claudia Vega, a la que también habrá que seguir sus pasos con atención, el trabajo de MaÃllo tras las cámaras es lo más destacable de una pelÃcula que podrÃa haber sido memorable pero que se queda en aceptable. Poco bagaje para una de esas pelÃculas que podrÃa haber sido ‘tan buena que no parece española’.