Oviedo,

Fernando RAMOS

La Escuela Ciclista de Viella afronta su sexta temporada con el reto de consolidar su planteamiento de cantera, que ya le ha dado a nuestro ciclismo un Campeonato de España. Y es que si hay algo de lo que está verdaderamente orgulloso el presidente de este club, Paco Fuentes, es de haber formado es sus filas a la nueva campeona de España de ciclocross, Lucía González, quien «nos hizo sentir partícipes de su triunfo, ya que además de ser vecina de Viella dio sus primeros pasos en nuestra escuela y se aficionó al ciclismo con nosotros», comenta.

La historia de este grupo deportivo comienza en 1999. En el Colegio de Viella un grupo de entusiastas comenzaron a dar clases a los alumnos allí matriculados, que irían poco a poco adentrándose en el mundo del pedal a través de los Juegos Escolares del Principado. La idea fue tomando un cariz más serio y en 2002 decidieron formalizar su inscripción en la Territorial para convertirse en un club federado por primera vez desde su creación.

Han pasado los años y aquellos escolares fueron creciendo y recalando en otras formaciones más fuertes que albergaban en su organigrama categorías cadetes y juveniles. «Estamos muy satisfechos de que gracias a aquella actividad docente que comenzamos en el 99 muchos niños recalaran en las filas de un club tan importante como el Ciudad de Oviedo, y de ese "boom" nació una estrella, Lucía González Blanco», comenta Fuentes.

En la actualidad la escuela de Viella cuenta con alumnos con edades entre los 6 y los 14 años. En promesas competirán este año Javier Fuentes, Laura Rodríguez y Sergio González; en la categoría de principiantes veremos en acción a Abel Menéndez, Andrea Pérez y Alejandro Iglesias; la plantilla de alevines está formada por Álvaro Fuentes, Alicia González, Jaime López y Christian Pérez, mientras que el grupo de infantiles lo integran Miriam Merediz y Pablo Fuentes. Los jueves, a partir de las 16 horas, acuden al Colegio Público de Viella a recibir clases de habilidad y teoría sobre el dominio de la bicicleta con juegos y gymkhanas, mientras que los sábados trasladan sus ejercicios a La Morgal, donde se hace más hincapié en cuestiones físicas. «Allí reforzamos el fondo de nuestros corredores, realizando carreras y ejercicios de más intensidad, que consisten en pequeñas competiciones entre los propios alumnos. En La Morgal rodamos más tiempo y lo hacemos con más seguridad, aunque este deporte también nos obligue a salir a la carretera. Salimos de Viella y por vías secundarias rodamos por la zona de Santa Rosa y Lugo de Llanera protegiendo en todo momento la integridad física de nuestros niños», comenta Paco Fuentes.

El ciclismo de base moderno no se entiende sin una buena preparación física, pero el aspecto técnico toma en estas edades una especial relevancia. «Los niños deben realizar pruebas que requieren mucha concentración y que acertadamente se puntúan en la competición de los Juegos Escolares», destaca Fuentes.

Para esta temporada las grandes esperanzas de triunfo están depositadas en dos féminas: la infantil Miriam Merediz y la alevina Alicia González, que asumirán el papel de «jefas de fila» de una escuadra que cuenta con otras dos niñas más. Pero la escuela de Viella también tendrá la responsabilidad de organizar competiciones, como el Circuito de Viella, que el próximo septiembre llega a su sexta edición, y esta faceta suele dar más quebraderos de cabeza a los integrantes del club.

«Organizar una carrera es un mundo, porque requiere de muchos trámites. El primero es pedir permiso al Ayuntamiento y esperar que nos lo concedan para el día que hemos cerrado todos los patrocinios y colaboraciones, luego iniciamos el proceso de captación de firmas colaboradoras que aportan trofeos y regalos, y, por último, solicitamos una ambulancia, médico y jueces; requisitos que generan gastos por todas partes», comenta Fuentes, una labor que se ve recompensada por el éxito de participación y el entusiasmo de los chavales.

La temporada ya está en marcha y hasta octubre tiempo hay de demostrar que la progresión de los últimos años sigue su ritmo en el seno de un grupo humano realmente entrañable, que a diferencia de las demás escuelas ha tenido que crecer en el siempre empinado escenario rural de un pueblo sierense.