Oviedo, Ángel

FERNÁNDEZ ORTEGA

El patrimonio viario regional tiene en el puerto de Maravio su máxima expresión. Por sus entrañas discurre uno de los hitos históricos de una vía de origen romano, denominado el «camín francés» que desde el Camín Real de la Mesa a su paso por Cueiro se desvía a Oviedo por Vicenturo, Alto de Santiago, La Pata la Mula, Cuellagar, Linares, Tenebreo, y Las Caldas. Hasta finales del siglo XIX este camino fue muy transitado por los lugareños con el intercambio de mercancías entre Castilla y la región, así como el paso de peregrinos con destino a San Salvador de Oviedo

El puerto de Maravio está enclavado a una altitud media de 1.000 metros, a caballo entre los municipios de Yernes y Tameza, Proaza, Grao y Teverga. Prados y robustas cuadras componen este paraje con las altas peñas sobresaliendo de un mar de exuberante vegetación salpicada de acebos y espineras. No se puede olvidar tampoco la policromía de su variopinto paisaje ni su rica fauna, encabezada por el oso.

Este territorio está incluido en la red regional de espacios naturales protegidos con la figura de paisaje protegido En el aspecto geológico Maravio se organiza como un amplio sistema cárstico constituido por un conjunto de valles ciegos y colinas, con un importante desarrollo subterráneo que origina grandes cuevas y simas que actúan como sumideros. La erosión ha propiciado un relieve de contrastes, donde se extiende uno de los mayores conjuntos cársticos subterráneos de Asturias. El paisaje resultante es muy llamativo, salpicado también de pequeñas lagunas de montaña, como son los lagos de Tambaina, Cadupo, La Barrera y Foslayegua.

La ruta que se propone tiene como objetivo recorrer el tramo comprendido entre el Cantu de la Cruz y el Alto de Santiago con la optativa ascensión al pico Cadupo. Todo él discurre por el nuevo G. R. 101.1 Cueiru-Villanueva en proceso de ejecución.

El lugar de partida se ubica en el Cantu de la Cruz (850 m), situado a mitad de camino de una carretera local que une San Andrés de Trubia (AS-228) con Proaza, pasando por Castañedo del Monte, Linares y Sograndio. Una vez en dicho lugar y al lado mismo de unas antenas de comunicación se ha de tomar por la huella del camino que asciende ligeramente para después acomodarse a la pista que nace un poco más abajo. La pista de montaña fue construida en el año 1995 sobre la traza de este ancestral camino. La ruta avanza en sentido occidental bajo la loma del pico Rañón o Corona asomándose al valle de Sograndio que asoma a nuestros pies. Después se alcanza el perfil de una collada a 2,6 km en 45 minutos de marcha, desde la cual observamos las robustas cabañas de piedra que se expanden por el llano de la denominada Mortera Candeales, donde se sitúan también los prados cercados de murias de piedra.

Se ha de rebasar dicho lugar y franqueando una puerta de hierro hay que remontar una cuesta, llaneando posteriormente al paso por la fuente Furacáu, que mana a la derecha por un tubo. Por encima se alarga la sierra del Pedregal (conocida también como El Miaoriu) bajo la cual avanza la pista de tierra entre los prados de La Muria hasta llegar a la altura del nuevo portillo de hierro que da el paso a un nuevo horizonte montañero. Este lugar se denomina Portilla El Guanón (1.060 m) -3,8 km en 1 hora y 10 minutos de marcha-, desde el cual asoma toda la sierra de la Padiella con sus numerosos pináculos de caliza que nacen en su corteza vegetal.

En nuestra aproximación al Alto de Santiago, nos encumbrarnos en el lomo meridional del Cantu la Flecha (1.078 m) 4,9 Km. en 1 hora y 23 minutos de marcha. Desde este lugar giramos a la izquierda soslayando la ruta del camino que desciende a Cuellagar, y por la limpia campera nos dirigimos al Oeste guiados por la huella que dejan los vehículos agrícolas. Así avanzamos llaneando un tramo hasta que la pista de tierra reaparece tras un suave descenso en medio un bosque de acebos. Más adelante nos encumbramos en la campera de Las Forcadas, lugar donde se situaba la antigua ermita de San Bartolomé de los Acebos, de la que aún se conservan algunos restos. Traspasado este lugar hemos de abordar otro pequeño repecho herboso que deja a la izquierda una buena cabaña hasta encumbrarnos en el crucero de La Cuandia o Pata la Mula (1.050 m) 7,3 km en 1 hora y 50 minutos de marcha.

Eludimos aquí el desvío que desciende al pueblo de Banduxo, y girando a la derecha nos apoderamos del camino real que asciende, suavemente empedrado y con una marcada traza. Por ahí nos introducimos en un paraje de excepción donde el camino prosigue en medio de la atormentada caliza, vestida a tramos por el bosque de acebos y espinera. El cómodo camino que sube dibujado entre picachos alcanza la zona lacustre de La Barrera donde se contemplan sus cinco lagunas. Rebasada esta campera, seguimos con nuestro objetivo siguiendo el secular camino que se abre paso entre los picos Tarzanu o Mostazal y Cadupo, a cuyo término y tras rebasar la famosa fuente de Santiago, nos plantamos en la collada homónima (1.241m) 10 km en 2 horas y 30 minutos de marcha. Estamos situados en una campera y próximos al lugar donde existió una ermita que estaba dedicada a Santiago de la Roza y asomados al borde de la hondonada de La Tambaina, contemplamos su lago que ocupa el circo glacial coronado por el Caldoveiro. Hacia allí desciende el camino real que prosigue en dirección al fondón Maravio, Vicenturo y Cueiru, mientras nosotros optamos por seguir el sendero que surge a la derecha de la marcha, en medio de un bosque combinado de acebos y espineras. El cómodo ascenso nos deja en la pedregosa cima del Cadupo o Granda Santiago que tiene un utensilio como buzón montañero. (1.327 m) 10,8 km en 2 horas y 45 minutos de marcha.

La cima constituye un aventado balcón sobre la orografía de este pequeño paraíso que se llama Maravio. Cumplido el objetivo del día, regresaremos al punto de inicio por el camino de subida.