Avilés, Vicky FUERTES

A sus 34 años, Lucas García es uno de los mejores surfistas del panorama nacional. Vinculado toda su vida a Salinas y al mar, no sabe qué habría sido de él si realmente hubiera nacido en otro sitio donde no existiera el agua. Con un palmarés brillante en el que destacan sus doce años consecutivos como campeón de Asturias, también ha sido campeón de España y de Europa en 2003 y subcampeón del mundo en 2003 y 2004. Tras 24 años de experiencia encima de la tabla, hoy dirige su propia escuela de surf en San Juan de la Arena, en la que intenta transmitir todos sus conocimientos a las nuevas generaciones y encontrar a deportistas que sigan sus pasos. Su reciente paternidad ha cambiado sus prioridades en la vida, pero el surf siempre será su mejor aliado.

-Toda la vida ha vivido en Salinas, ¿fue determinante la cercanía con el mar para dedicarse a este deporte?

-Sí, por supuesto. Mis padres eran socios del Club Náutico y querían que mis hermanos y yo aprendiéramos a nadar. Enseguida mi entrenador de aquel entonces, Cao, vio que se me daba bien, y comencé a competir. Pero mi objetivo no era competir en natación, sino que yo lo que quería era entrar al mar. Me compraron un correolas de aquellos de madera, luego pasé al corcho y de ahí a la tabla ,de donde ya no me bajé más.

-¿Es el surf un deporte duro?

-Duro no, muy duro. Uno de los deportes más duros que he practicado, si no el que más. Puedes estar muy bien físicamente, pero una vez en el agua, acabas reventado. Los movimientos que se hacen encima de la tabla son muy difíciles de interpretar en el gimnasio porque el medio siempre se mueve. La temperatura del agua es muy fría en invierno, aunque el traje nos protege. Por otro lado también está el mar, que es invencible. Nosotros ganamos pequeñas batallas, pero la grande la gana siempre él. Un surfista se pasa el 90 por ciento del tiempo remando y un 10 por ciento disfruta de la ola encima de la tabla.

-Desde hace cuatro años dirige la escuela Lucas García Surf-Camp en San Juan de la Arena. ¿Cómo surgió esta idea?

-Después de muchos años dedicados a la competición, yo nunca tuve a nadie que guiara mis entrenamientos ni que facilitara el camino. Sin embargo, esto ya lo había vivido en otros deportes que he practicado, entonces conocía la importancia de tener un entrenador. Y quién mejor que yo para enseñar a la gente que quiere empezar a practicar este deporte.

-¿Qué puede motivar a un padre apuntar a su hijo a un cursillo de surf?

-Cuando la gente me ve en la playa con niños tan pequeños de 5 o 6 años sienten curiosidad y me preguntan cómo hay que hacer para apuntarlos a un cursillo. Les llama la atención que críos tan pequeños empiecen con este deporte.

-¿No puede resultar peligroso?

-Para nada. Siempre hacemos mucho hincapié en la seguridad en el mar. Enseñamos a los niños a entenderlo y a respetarlo y a no tenerle miedo. Generalmente, los accidentes que se producen en el agua son por desconocimiento. La iniciación la hacemos muy cerca de la orilla, con un monitor pendiente en todo momento del niño. El agua le cubre por la cintura y las olas cuando rompen ya no tienen fuerza. Hay que verlo, los niños disfrutan como enanos.

-¿Puede practicarse a cualquier edad?

-Desde luego que sí. Una persona que sepa nadar medianamente bien y que esté un poco en forma puede disfrutar de unos baños muy divertidos. Hace dos veranos tuve a un alumno de iniciación de 54 años y no sólo consiguió subirse encima de la tabla sino que, al año siguiente, me lo encontré en la playa con su propia tabla.

-¿Qué la ha aportado el surf en su vida?

-Hasta la fecha todo lo que soy y lo que tengo se lo debo al surf. El surf es mi vida. Empecé a viajar solo muy pronto, lo que me ha hecho madurar como persona mucho antes de lo que debía. He conocido muchos países que me han permitido conocer otras culturas, costumbres, idiomas, todo ello me ha enriquecido como persona. También he podido ver a surfistas mucho mejores que yo y aprender de ellos.

-¿Por qué todo el mundo luce palmito en la playa con la tabla, pero realmente no hay buenos competidores?

-Porque hasta hace poco no había una federación. El surfista es una persona solitaria que huye de los estamentos y de la burocracia y es muy difícil concienciar a la gente que se federe y así aportar deportistas a las competiciones. Al no haber tantos deportistas federados no hay subvenciones ni, por tanto, campeonatos. En el surf hace falta trabajar la cantera y fomentar la competición a nivel de los más pequeños.

-¿Cuáles son sus planes de futuro?

-Me gustaría hacerme con un grupo de chavales estable y guiarlos. A mis 34 años estoy cerca del final de mi carrera, y ya que he abierto una brecha en Asturias, me gustaría que hubiera un relevo generacional.